Leer es como soñar mirando letras. 2a parte. Librerías en Paris

Shakespeare and Company

3era parte http://onlybook.es/blog/leer-es-como-sonar-con-letras-3era-parte-librerias-en-paris/

primera parte

Leer es como soñar mirando letras. 1a parte. Librerías en Paris

Entrevista a Sylvia Beach

https://youtu.be/UnJYK5t–Xo

Entrevista a Sylvia Beach

Su librería era el lugar de encuentro de los más destacados escritores e intelectuales anglosajones de la época que habitaban París: Man Ray (nacido Emmanuel Radnitzky, Filadelfia 1890 -1976 Paris), Ernest Miller Hemingway (Oak Park 1899 – 1961 Ketchum), Samuel Barclay Beckett (Dublín 1906 – 1989 Paris), Valery Nicolas Larbaud (utilizó seudónimos como A.-O. Barnabooth, L. Hagiosy, X. M. Tourmier de Zamble. Vichy 1881 –  1957 Ibíd), André Paul Guillaume Gide (París 1869 – 1951 Ibíd), Paul Valéry (Ambroise – Paul-Toussaint – Jules Valéry (Sète 1871 – 1945 Paris), Jacques Lacan (Jacques Marie Émile Lacan París 1901 –  1981 Ibíd).En esa generación estaba Ezra Pound (1885 – 1972), F. Scott Fitzgerald (1896 – 1940) y James Joyce (1882 – 1941).

En la librería se podía encontrar libros controvertidos o que habían sido prohibidos en Inglaterra y los EEUU como “El amante de Lady Chatterley” de D. H. Lawrence (David Herbert Richards Lawrence 1885 – 1930).

Sylvia Beach fue la primera en publicar el libro de James Joyce “Ulises” en 1922, que fue prohibido en Estados Unidos y en Inglaterra, se publicaron varias ediciones de este libro.

En esa época nadie quería oír hablar de Joyce tras su juicio por obscenidades, más tarde el escritor irlandés vendió los derechos a una editorial de mayor envergadura, lo que fue un gran golpe (no solo económico) para Sylvia.

Bernard Shaw respondió así a la oferta de suscripción que Sylvia le hizo: “Querida señora: He leído algunos fragmentos del Ulises publicados en forma de serial. Constituyen una asquerosa muestra de un momento repugnante de nuestra civilización, pero sin duda son reales; me gustaría rodear Dublín con una barrera de seguridad, y también a todos los hombres entre los quince y treinta años; obligarles a leer toda esa hedionda e indecente mofa y obscenidad mental. Tal vez usted considere esto arte…”

Tras el éxito de Ulises, aumenta el número de escritores que piden con insistencia se les publiquen sus libros, como D. H. Lawrence, quien le pide con insistencia que se haga cargo de El amante de Lady Chatterley.

James Joyce, poco proclive a ser agradecido con sus benefactores le dedica estos versos en tono de parodia, cuando con motivo de su cumpleaños, Sylvia le regala los dos primeros ejemplares:

“¿Quién es Sylvia?, ¿Cómo es?
¿Por qué la alaban todos nuestros escritores?
Es una joven y valiente yanqui
que, llegando desde el oeste, ha conseguido
que todos los libros puedan llegar a publicarse
¿Es tan rica como valiente
para arriesgarse a perder sus riquezas?
A su alrededor la gente grita y se encrespa
para conseguir suscribirse al Ulises,
aunque, tras haber firmado, les pese como una losa.
Entonces, dejemos cantar a Sylvia
sus temerarias dependencias de las ventas.
Es capaz de vender a cualquier mortal
el mayor “rollo” y, sin embargo, asegurar
que deja elegir a sus clientes.”

Desde que en la librería trabaja una joven judía, Françoise, debe compartir algunas de las imposiciones reservadas para los judíos.

No ha de llevar la estrella de David, pero tampoco puede entrar en los teatros, ni en los cines, ni en los cafés, ni siquiera sentarse en los bancos de los parques, ni en los de las calles.

Cuando Estados Unidos entra en Guerra, los nazis ponen finalmente perversa y asesina atención en Shakespeare and Company.

La tienda de la calle L’Odéon fue cerrada en diciembre de 1941 durante la ocupación de Francia por parte de las potencias del eje, se ha comentado que la tienda cerró porque Sylvia Beach se negó a venderle a un oficial alemán la última copia de “Finnegans Wake” de James Joyce.

Sylvia Beach
Finnegans Wake

Mario de las Heras lo cuenta así: “…Un enorme coche militar de color gris acaba de adelantarme y se ha detenido unos metros más adelante frente a la librería de Sylvia. Es un oficial alemán que quiere comprar el ejemplar de Finnegans Wake del escaparate. Sylvia le dice que no está en venta, porque es para mí”.

El alemán sale enfadado y se marcha. Continúo y me detengo por última vez frente a La Maison de Adrienne. Ella tiene el pelo gris y corto y parece una campesina gruesa. Más arriba el alemán ha vuelto pero Finnegans Wake ya no está. Sylvia dice que se lo ha llevado, y el oficial le asegura que volverá y confiscará todos sus bienes. La calle se acaba y he llegado al Carrefour del Odeón. Voy a girar a la derecha, rumbo a Lipp,  a través de la calle de Tournon. Sylvia y algunos amigos están metiéndolo todo en cestas de ropa, hasta los enchufes e interruptores. Y a Whitman, a Poe, a Wilde y a todos los demás. No queda nada. Un carpintero saca los estantes y un pintor tapa el letrero. Shakespeare and Company ya no existe.

Ella nunca abandonó París. Después del cierre de Shakespeare and Company vinieron a buscarla y pasó seis meses en un campo de internamiento.

Luego la liberaron con la amenaza de volver a ser arrestada en cualquier momento, y se ocultó en la casa y el Hogar de los Estudiantes de su amiga Sarah Watson, en el bulevar Saint Michel. Pero pronto volvió a la calle del Odeón (que nunca dejó de visitar furtivamente), junto a Adrienne”…

La traducción de una parte de “Anna Livia Plurabelle”, se convirtió en  “Finnegans Wake”. La primera versión apareció en 1925 en Le Navire d’Argent, la ya mencionada revista que ambas editaran.

Ernest Hemingway en París era un fiesta”, la describe así:  “… Sylvia tenía una cara vivaz de modelado anguloso, ojos pardos tan vivos como los de una bestezuela y tan alegres como los de una niña y un ondulado cabello castaño que peinaba hacia atrás partiendo de su hermosa frente y cortaba a ras de sus orejas y siguiendo la misma curva del cuello de las chaquetas de terciopelo que llevaba. Tenía las piernas bonitas, y era amable y alegre y se interesaba en las conversaciones, y le gustaba bromear y contar chismes. Nadie me ha ofrecido nunca más bondad que ella.”

Henry Miller (1891 – 1980) la definió como «el país de las maravillas librescas».

Editorial Ariel. Edición 3 de Abril de 2008. Español

En 1956, Beach escribió el libro “Shakespeare and Company” (First Bison Book, Nueva ed.) ISBN  9788434452442, un texto de memorias de entreguerras que detalla la vida cultural del París de la época.

El libro contiene información de primera mano acerca de grandes personajes como James Joyce (James Augustine Aloysius Joyce (Dublín 1882 – 1941 Zúrich), D. H. Lawrence (David Herbert Richards Lawrence (Eastwood 1885 – 1930 Vence), Ernest Miller Hemingway (Oak Park 1899 –  1961 Ketchum), Ezra Pound, T. S. Eliot (Thomas Stearns Eliot San Luis, Misuri 1888 – 1965 Londres), Valery Larbaud, el ganador de tres Premios Pulitzer Thornton Wilder (Madison 1897 – 1975 Hamden), el Nobel de literatura en 1947 André Gide (París 1869 – 1951 Ibíd), el poeta Léon-Paul Fargue (Paris 1876 – 1947 Ibid), el pianista y compositor George Antheil (George Carl Johann Antheil (Trenton 1900 – Nueva Jersey 1959), el escritor, poeta y editor Robert Menzies McAlmon (1896 – 1956), Gertrude Stein, Stephen Benet, el ocultista, místico, alquimista, escritor, poeta, pintor y mago Aleister Crowley (Royal Leamington Spa 1875 – 1947 Hasting), sus apodo eran Frater Perdurabo y The Grat Beast 666, un abogado que luchó para revocar las leyes de censura que restringían la entrada de literatura y arte moderno en los EEUU Johm Quinn (Tiffin 1870 – 1924 Fostoria), la fotógrafa Berenice Abbott (Springfield 1898 – 1991 Monson), el fotógrafo Man Ray (nacido Emmanuel Radnitzky Filadelfia 1890- 1976 Paris) y muchos otros.

Beach murió en 1962 en París, está enterrada en el cementerio de Princeton.

Su vida se narra en el documental “Les heures chaudes de Montparnasse”, de Jean-Marie Drot. autor-director de la televisión francesa en los años 50-60,

A principios de los años sesenta, rodó una serie de trece programas para la televisión francesa, para los que entrevistó a los principales protagonistas de este mítico bohemio.

La escritora Laure Murat (1967) que en el 2012 recibió la beca Guggenheim, afirma en su libro “Passage de l’Odeon. Sylvia Beach, Adrienne Monnier et la vie littéraire à Paris de l’entre-deux-guerres” 

la actual librería Shakespeare and Company, ubicada en la rue de la Bûcherie, de París, y muy frecuentada por la generación beat en su día “no tiene nada que ver con la original de la rue de l’Odeon», y que su propietario (George Whitman) “no puede considerarse el heredero legal, ni moral ni espiritual de la señora Beach”.

(Editorial Fayard, sere “Histoire de la Pensée, 2003, p. 178. ISBN 978-2-213-61662-9 

Sylvia Beach es recordada por su apoyo a Joyce y a otros escritores emergentes en los años 1920. Sus papeles se hallan archivados en la Princeton University.

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