«35 rue de Sevres», el taller de Le Corbusier junto a Pierre Jeaneret y Charlotte Perriand. 1a. parte. (mb)

35 rue de Sevres, el taller de Le Corbusier “Corbu” junto a Pierre Jeaneret y Charlotte Perriand (mb)

El taller de Le Corbusier «Corbu». (mb) (1)

Quizá no exista ninguna otra dirección mítica en la arquitectura moderna con el peso del número 35 de la rue de Sèvres, en París.

Fue allí que el 18 de septiembre de 1924, hace un poco más de un siglo, Le Corbusier (Charles Edouard Jeanneret-Gris, La Chaux-de-Fonds, Suiza 1887 – 1965 Roquebrune-Cap-Martin, Francia) abrió su estudio, la fecha la confirma la Fundación que lleva su nombre, lo menciono porque en varias publicaciones figura el año 1922.

Desde 1355 hay noticias del nombre del “camino de Sèvres”, pues era la dirección, al suroeste de París, célebre por la Manufactura Nacional de porcelana que ahí se estableció en 1756 —y que de 1800 a 1847 fuera dirigida por Alexandre Bronginart, hijo de arquitecto, químico y mineralogista, y colaborador de Georges Cuvier, asi como la Oficina Internacional de Pesos y Medidas, fundada en 1875, donde se conservan los “patrones universales” del metro y del kilogramo.

La calle de Sèvres se llamó primero de la Maladrerie, donde funcionaba un hospital para leprosos, cerrado bajo el reinado de Francisco I, en su remplazo se construyeron las Petites-Maisons. Allí se encerraba a mendigos, locos y gente de mala conducta y “dudosa moral para la época”, cuando el establecimiento se subdividió solo quedó funcionando el hospital. (2)

Después de 1821 la Compañía de Jesús compró los edificios situados en los números 33 y 35 de la rue de Sèvres, agregándole luego el 37 y 43. Entre 1855 y 1858 se construyó la iglesia de San Ignacio y luego un claustro.

El último edificio construido en esos terrenos por los jesuitas, tras una complicada historia de expulsiones y regresos de la Compañía en Francia, fue un centro de estudios. (3)

El Arq José Ramón Alonso Pereira (1953) (4) escribe que fue Winaretta Singer (Yonkers, New York, 1865 – 1943 Londres) princesa Edmond de Polignac (5) quien, a inicios del verano de 1924, ofreció a Le Corbusier la posibilidad de instalar su estudio, “con condiciones muy ventajosas”, en “un espacio secundario que ocupaba la galería de uno de los lados del claustro de la Residencia de los jesuitas”.

También cuenta que, tanto el templo de San Ignacio como el edificio de la residencia fueron proyecto de Jean-Maggior Torunesac, un arquitecto diocesano luego jesuita, que siguió el estilo ojival de la catedral de Le Mans.

Acerca de Winaretta Singer-Polignac escribe: “…Era hija del célebre industrial americano Isaac Merrit Singer, cuyo nombre fue referente de la máquina de coser. Nacida en Nueva York, vivió en Inglaterra y en París».

“Atelier Le Corbusier, primer piso al fondo del corredor”

Alonso Pereira subraya el interés de Le Corbusier por nombrar a su lugar de trabajo “taller” y no “agencia de arquitectura”, como se acostumbraba – así se llamaba la de Perret, con quien trabajó – u “oficina”, inclinándose por el uso de “atelier” para artistas. Sobre el espacio en sí, escribe: “Con una altura de 4 metros, el local medía 41 metros de largo por 3.50 de ancho. Es decir, tenía una proporción 1 a 12, una proporción muy ingrata que sólo tenía parangón con una obra en la historia de la arquitectura: la galería que da acceso a los palacios vaticanos definiendo el brazo recto de la plaza de San Pedro de Bernini”.

Museo Chiaramonti. Bernini

Esta obra, fue admirada por Le Corbusier unos pocos años antes, en el curso de su segundo viaje a Roma con Ozenfant en el verano de 1921. En ella puede verse un antecedente del espacio arquitectónico del atelier de Sèvres”.

Para ver el estudio de Le Corbusier había que dirigirse al primer piso del edificio, no era fácil encontrar el atelier.

El proceso de acceso era el siguiente “Común con la de la iglesia, la entrada a él desde la calle era un atrio iluminado por una claraboya, con puertas abiertas en todas direcciones. La única indicación del atelier era una pequeña placa azul con un letrero manuscrito en rojo: “Atelier Le Corbusier, primer piso al fondo del corredor”. Abierta la puerta de la derecha, se pasaba al corredor septentrional del claustro, iluminado por la luz del sur, que llevaba a su fondo hasta una escalera de madera que ascendía al primer piso. Una vez subida la escalera se cruzaba la puerta del santuario. Un mural fotográfico y una puerta negra daban paso al atelier”. 

Diez ventanas altas daban sobre el claustro y sus árboles centenarios. En 1924 Le Corbusier cerró los dos extremos del local con muros de ladrillo. En los primeros tiempos, el atelier sólo estaba amueblado con algunas sillas y mesas de dibujo sobre caballetes, sin ningún orden, y el equipamiento se reducía al estrictamente necesario: un teléfono y una estufa, pues la galería no tenía calefacción. Luego se acondicionaron algunas pantallas para que Le Corbusier pudiese tener un rincón personal para sus encuentros.

En cuanto al espacio, el atelier se organizaba en tres tramos sucesivos, el primero era un vestíbulo reducido oscuro, sin iluminación natural, donde se encontraban las zonas de acceso, vestuario, almacén y copiadora de planos disimulada por los archivadoras, la oficina del secretariado que controlaba la entrada, seguida por los pequeños despachos de Le Corbusier y, en su momento, del jefe de atelier, tras los cuales se abría al atelier propiamente dicho, con las mesas y tableros de dibujo, al fondo del cual se hallaría desde 1947 un gran mural pintado por Le Corbusier. 

El pequeño bureau de Le Corbusier, era un despacho de 2.59 × 2.26 × 2.26 mts. un «volumen patrón» que daba expresión plástica a los conceptos del Modulor, cuya publicación se preparaba por entonces. Este bureau mítico era como un «cabanon«, una arquitectura interior dentro de una arquitectura envolvente. 

Cabanon

Desde el comienzo, trabajó con su primo, Pierre Jeanneret (6) tenían una relación muy cercana, de plena confianza, que les permitió realizar numerosas investigaciones y proyectos.

En octubre de 1927, contrataron a una joven arquitecta, Charlotte Perriand, que en ese momento gozaba de cierta notoriedad. Su colaboración duró hasta 1937 y fue muy fructífera, especialmente en el diseño de muebles. La complicidad entre los tres autores promoverá la producción de objetos de excepcional calidad artística y cultural.

Con Charlotte Perriand el estudio comienza a abordar la temática del «equipamiento doméstico». http://www.fondationlecorbusier.fr

Fragmento de “Charlotte Perriand, une vie de création”, Éditions Odile Jacob, París, 1998.

Charlotte Perriand. L’atelier de la rue de Sèvres.

Una descripción del atelier, menos objetiva, pero más cercana, es la que hizo Charlotte Perriand: “…Mis pasos me llevaron regularmente a la rue de Sèvres hasta 1937. Mi papel, inesperado, fue el de colaborar como asociada de Le Corbusier Pierre Jeanneret en el desarrollo de su programa de mobiliario: “cajoneras, sillas y mesas”, que habían anunciado en 1925 en el pabellón del Esprit Nouveau, para continuar su estudio y asegurar la ejecución de los prototipos por mis artesanos.

Le Corbusier. “Oeuvre Complete Works”. 8 Volumenes en una caja (7)

Pero también para iniciarme en la arquitectura, como yo quería, porque todo está vinculado. Trabajar en este antiguo convento, hoy derribado, era un privilegio.

Era un lugar inspirado. Pasada la caseta del conserje, entramos en un amplio pasillo para subir el primer tramo de escaleras. Arriba a la izquierda estaba la entrada al taller.

Le Corbusier. Autora Elizabeth Darling. KLICZKOWSKI Publisher – ASPPAN – 9789879778135. Coedición con Carlton Books. (8)

Una vez atravesada la puerta, nos encontramos en un vasto campamento. Una cuerda recorría una pared interminable donde los dibujos colgaban de pinzas para la ropa”.

“Las altas ventanas daban al patio del convento. En el centro del taller, una solitaria estufa de leña. No había ninguna oficina independiente. El correo se colocaba sobre una de las mesas de dibujo, todos podrían leerlo. En verano oíamos cantar a los pájaros, en invierno nos moríamos de frío (entonces me envolvía las piernas en papel de periódico para no sentir que se me congelaban los pies).

Colección Archipocket (editorial HKliczkowski) (9)

Pensemos en esta época heroica, pionera y sin dinero, con tan pocos medios, pensemos en todos estos proyectos arquitectónicos o urbanísticos nunca realizados y sin embargo cuidadosamente estudiados, que van mucho más allá del objeto mismo, proyectos en relación con el hombre, en armonía con él, de acuerdo con su tiempo..

El resultado fue visible y confirmado…Puede hacer feliz o infeliz al hombre…Crea el nido del hombre y el árbol que lo sustentará…estábamos convencidos de ello”.

Ver Sketches de Le Corbusier https://onlybook.es/blog/sketches-de-le-corbusier-viaje-a-oriente-y-burdeles-de-paris/

Le Corbusier, Perci Scholefield, Charlotte Perriand, George D. Bourgeois y Jean Fouquet en el Salon d’Automme, Paris, 1928

“Lo siento, aquí no bordamos cojines”. Estas fueron las palabras de Le Corbusier a Charlotte Perriand la primera vez que la arquitecta y diseñadora llamó a su puerta.

Mesitas Petalo, de Charlotte Perriand

“Mis pasos me llevaron a la rue de Sèvres hasta 1937. Mi papel, inesperado, fue colaborar como asociada de Le Corbusier y Pierre Jeanneret en el desarrollo de su programa de mobiliario: «Lockers, sillas y mesas», que habían puesto en marcha en 1925 en el Pavillon de l’Esprit nouveau, para continuar el estudio y asegurar la ejecución de los prototipos por parte de mis artesanos, pero también para aprender sobre arquitectura, como yo deseaba, porque todo está conectado. Trabajar en aquel antiguo convento, hoy demolido, era un privilegio. Era un lugar inspirador. Pasado el vestidor del conserje, atravesamos un amplio pasillo para subir el primer tramo de escaleras. En la parte superior izquierda estaba la entrada al taller. Una vez que cruzamos la puerta, nos encontramos en un vasto campamento. Una cuerda corría a lo largo de una pared interminable donde los dibujos colgaban de pinzas de la ropa.

Altas ventanas daban al patio del convento. En el centro del taller, una solitaria estufa de leña”.

35S, l’atelier de Le Corbusier. Didier Teissonnière. Norma Éditions. 2024- Francés

No había una oficina independiente.

Muchachos, jóvenes, entusiastas, salidos de las mejores escuelas, de todo el mundo, estaban allí, no solo por la arquitectura, sino por Corbu, por su forma de resolver todos los problemas, por su aura. Corbu había elegido Francia para expresarse, pero Francia no lo había adoptado. Reinaba el academicismo. La negativa del otro era mutua, la lucha, aunque injusta, estaba a la orden del día. Corbu nunca habría aceptado a un estudiante de la École des Beaux-Arts en este estudio de la Rue de Sèvres: sus líneas eran malas, sus mentes estaban distorsionadas. Esta fue una de las razones por las que prefirió contratar a Jean Bossu, cuya motivación era convertirse en arquitecto y que era estibador por las noches en Les Halles. Sin embargo, Corbu no le ahorró sus críticas, así como él mismo, incluso su mal humor, hasta el día en que Bossu nos dejó para ejercer su profesión con total libertad.

Correo central de Saint Denis. Arq Jean Bossu

Jean Bossu (Nesles-la-Vallée 1912 – 1983 Paris), conocido por sui trabajo en Argelia y en la isla de Reunión al SO del Océano Índico, cuatro de los edificios que ha diseñado están catalogados como Monumentos Históricos.

Retrato Pierre Jeanneret, Le Corbusier

En esta Torre de Babel hablábamos todos los idiomas, mal el francés, pero hablábamos el mismo idioma. Nos ayudábamos unos a otros…, no éramos muchos. En esos días, la emoción comenzaba después de que Corbu se había ido, a las 8 de la noche.

Casi siempre, Pierre Jeanneret se quedaba con nosotros. A veces pasábamos cuatro días sin dormir, y Sakakura, nuestro pequeño japonés estoico, nos hacía compañía. Con el paso de las noches, su tez se volvía gris. Le habían dado instrucciones para que tachara nuestros errores, que se multiplicaban al amanecer.

«Por la mañana, vi su mano yendo y viniendo, rascando con una cuchilla de afeitar (en la época que se dibujaba sobre papel calco, la manera de “borrar” los errores era pasando una “hoja de afeitar”, suavemente paralela al papel para evitar agujeros, y luego sobre lo raspado, se pasaba la parte de atrás de la uña, para que la tinta no se corriera)».

Saka muchas veces dormía como un hombre bendito, con la cabeza sobre el plano, feliz de habernos sido útil.

“A primera hora de la mañana, nos reunimos en la terraza del Café du Lutétia para consolarnos antes de volver al trabajo del día, un poco somnolientos, lo que molestó considerablemente a Corbu. Nada de piropos, una pelea porque no sabíamos organizarnos. Esos esfuerzos eran de ocho o diez días, era peor que dar a luz, quedábamos convalecientes. Luego el taller de ese convento volvía al silencio. Pienso en Junzo Sakakura, Ernest Weissmann, Alfred Roth, Kunio Maekawa, Norman Rice, José Luis Sert, como hermosas flores que nunca se marchitarán en mi memoria”.

En los años 60, Perriand crea algunos de los diseños que mejor condensan su savoir-faire, como la banqueta Refolo, la librería Nuage, las mesas Rio, Mexique y Pétalo y los taburetes Berger y Méribel, hoy convertidas en auténticos iconos mundiales.

Librería Nuage, de Charlotte Perriand
Mesas Mexique, de Charlotte Perriand

Decía Corbu, que junto a Pierre Jeanneret conformábamos una gran familia, y yo añadiría a sus mejores defensores, a los que recuerdo con ternura y gratitud. En aquellos tiempos, el dinero no llegaba: por falta de logros, demasiados proyectos no conseguidos, que ponían las arcas a cero. A los estudiantes no se les pagó. El dinero no era nuestra motivación, Corbu y Pierre nos dieron ejemplo. Todo el mundo lo sufría. Pero… «el futuro se construyó, o más bien se concibió, en solidaridad. Era una época de descubrimientos”.

Pierre era un hermano para todos, era el nexo entre Corbu y nosotros, dibujaba, dibujaba, todo, hasta el más mínimo detalle. Era el mecánico de los nuevos tiempos, su mente y su gusto por la mecánica lo invadieron por completo, incluso en el mantenimiento del famoso automóvil Voisin.

El arq Norman Foster rescató el auto de Le Corbusier (que ha dejado impecable, rescatado de una granja cercano a Paris), lo he podido observar en la sede de la magnifica Fundación Foster de la c/ Le Monte Esquinza 48, 28010, Madrid. 913 89 89 65

El Avions Voisin C7 fue avanzado para su época, empleando tecnología de la aviación por la compañía Voisin para sus aviones. Debido al uso masivo de vidrio -reflejada en la nueva arquitectura de su época-, el automóvil fue llamada Lumineuse. Gabriel Voisin, que fue cliente de Le Corbusier, inspiró el nombre de la radical propuesta para París, Le Plan Voisin.

Corbu bromeó al respecto. Conocí la arquitectura, este «erudito, correcto y magnífico juego de volúmenes reunidos bajo la luz» (Le Corbusier), y ¿qué mejor ejemplo que la Villa La Roche (donde ahora funciona allí la Fundación Le Corbusier).

Le Corbusier, Villa La Roche, 1922

“Mi primer trabajo fue equipar esta casa construida en 1922 por Le Corbusier y Pierre Jeanneret para Raoul La Roche, banquero y amigo, gran coleccionista de Fernand Léger, Picasso… Entrar en ese espacio…bañada en las cantatas de Johann Sebastian Bach – Corbu había enchufado el gramófono – era entrar religiosamente en un mundo desconocido, musical, armonioso, encontrarse en ósmosis, en total comunión con el Todo, a través de todos los sentidos del ser”.

Sin duda es una de las viviendas más destacadas de la arquitectura moderna, Es uno de los 17 edificios de Le Corbusier que han sido catalogados como Patrimonio de la Humanidad.

La Villa o  Maison La Roche. está situada al fondo del callejón del Doctor Blanche en el distrito XVI de París, en un barrio en pleno acondicionamiento en esa época (1923).

“…Fue en 1927, mi primera visita a La Roche. ¡Qué choque, una expresión de felicidad! Humildemente tuve que imbuirme los méritos de ese conjunto. El espacio es blanco, puntuado por las paredes coloreadas con valores cromáticos. Si tenemos esto en cuenta, hay armonía, si no, hay una ruptura que no detectamos, pero que nos afecta. Es un error diseñar las piezas de forma independiente unas de otras sin integrar esos factores. Una sola nota falsa en una melodía siempre rompe su hechizo”.

“El ojo, espejo de los sentidos”

Le Corbusier diseñó dos colecciones de colores para la empresa de papel pintado “Salubra”.

El teclado de color de 1931 tiene 43 colores, y la colección de 1959, 20 colores.

Colección de 1959 de 20 colores

Basándose en su experiencia como arquitecto y pintor, dispuso los tonos en 12 tarjetas de tal manera que uno podía usar un “control deslizante” para aislar o combinar diferentes conjuntos de tres a cinco colores.

Cada uno de estos mapas contenía una atmósfera cromática diferente, con la intención, de producir un efecto espacial particular. Le Corbusier creó una herramienta, y también un testimonio de la teoría purista del color.

En 1934, Le Corbusier estandarizó su gama de colores. Lo hizo publicar en papel pintado por la casa “Salubra”. Dos catálogos con tapas recortadas permitían al usuario elegir una combinación de colores, era muy inteligente ya que ahorrábamos tiempo y nos garantizaba un buen resultado. En la época de la Villa La Roche, usábamos polvos: azul wheelwright, ultramar, y toda gama de siena, sombra natural, ocre quemado que, mezclado con blanco, daba rosas sutiles y ligeras. Las piezas metálicas, como los radiadores, eran de color gris hierro. Las tuberías de la sala de máquinas se pintaron con los colores de las temperaturas rojo/calor, azul/frío. Nada fue dejado al azar.

2a parte «35 rue de Sevres», el taller de Le Corbusier junto a Pierre Jeaneret y Charlotte Perriand. 2a. parte y final. (mb) | Hugo A. Kliczkowski Juritz

Notas

1

“35 rue de Sevres, cien años”. Publicación de la revista ARQUINE del 18 septiembre del 2024. Alejandro Hernández Gálvez |

2

Desde 1355 hay noticias del nombre calle o camino de Sèvres , pues era la dirección hacia esa ciudad, al suroeste de París, hoy célebre por la Manufactura Nacional de porcelana establecida en 1756 —y que de 1800 a 1847 fuera dirigida por Alexandre Bronginart, hijo de arquitecto, químico y mineralogista, y colaborador de Georges Cuvier, con quien realizó estudios pioneros en la estratigrafía, como su “Corte teórico de la cuenca parisina”— y la Oficina Internacional de Pesos y Medidas, fundada en 1875, donde se conservan los “patrones universales” del metro y del kilogramo.

3

Revista Arquine. 35 rue de Sevres, cien años, 18 septiembre, 2024. Por el Arq Alejandro Hernández Gálvez. Director de Contenido de Arquine desde julio del 2013. Entre otros libros es coautor de 100 x 100, arquitectos del siglo XX en México y de Sombras, sombreros, sombrillas: de algunos principios de la arquitectura.

4

Madrid (1953), arquitecto ETSAM (1977), doctor UPM (1983), profesor titular USC (Santiago de Compostela 1987), catedrático de universidad UDC (A Coruña 1991) de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo en la E.T.S. de Arquitectura, de la que ha sido director desde 1989 a 1997.

5

Winnaretta Singer (1865 – 1943), princesa Edmond de Polignac, fue una importante mecenas musical estadounidense y una de las herederas de la empresa de máquinas de coser Singer Corporation. Estudió piano y órgano. En 1893 con 22 años se casó con Louis de Scey-Montbéliard, y luego con el príncipe Edmond de Polignac, homosexual como ella, vivieron en total libertad basando su unión en un respeto mutuo y una gran amistad artística.

Ambos compartían pasión por la música y las artes, especialmente la pintura de Monet.

Los salones de su casa del Trocadèro -decorados por el célebre José María Sert, tío del arquitecto José Luis Sert, que fuera luego aprendiz de Le Corbusier – fueron conocidos como un importante centro musical de vanguardia. Los mejores intérpretes de su tiempo tocaron ahí: Gabriel Fauré, Claude Debussy, Eric Satié, Maurice Ravel, Igor Stravinsky, Arthur Rubinstein, Manuel de Falla, etc.

Winaretta Singer usó su fortuna para el fomento de las artes y las ciencias, con una manifiesta componente social ligada a su cristianismo militante. En particular, fue mecenas del Armée de Salut, 49 patrocinando los proyectos de Le Corbusier: el anexo del Palais du Peuple (1926-27), el Asilo flotante (1930) y la Cité de Refuge (1929-33). 

6

El arquitecto y diseñador Pierre Jeanneret (Ginebra 1896 – 1967), fue primo, socio y estrecho colaborador del arquitecto francosuizo Le Corbusier.

Se graduó en la École des Beaux-Arts de Ginebra. Trabajó con Auguste y Gustave Perret en París en 1921-1922, antes de comenzar a colaborar con Le Corbusier en 1922. Su papel fue muy importante en todos los proyectos del estudio. Juntos, publicaron un manifiesto en 1926 titulado «Cinco puntos hacia una nueva arquitectura«, que luego sirvió como guía para su estética arquitectónica.

7

Durante muchos años distribuíamos la colección de 8 volúmenes, tanto en Argentina (Librería Técnica CP67) como en España (Asppan y Onlybook) que importábamos de Suiza. De la editorial Birkhauser, Autor W. Boesiger y Max Bill. En aquella época iban por la 11 edición. Encuadernación de tapa dura entelada con un total de 1708 páginas, 24,5 x 30 cm. A pesar de su precio, de más de 800 euros, debemos haber superado las mil cajas vendidas. Birkhauser también tenía una colección de las obras completas de Alvar Aalto de 3 volúmenes.

8

La introducción de nuestro libro editado por Kliczkowski publisher ponía “Le Corbusier se inspiró en lo que todavía es de rigeur en el diseño de nuestras vidas de hoy en día. La influencia de la producción en serie de la era tecnológica, el empleo de materiales industriales y su perspectiva para la vida urbana moderna lo colocaron al frente del Movimiento Moderno. Su trabajo abarcó desde obras maestras como la elegante forma curva de la capilla en Ronchamp, en Francia, hasta las torres de la Unité d’Habitation en Marsella y su manifestación de la ciudad ideal Chandigarh en la India. A pesar de haber sido criticado y acusado de culpable de la decadencia urbana de fines del siglo XX, la moda actual de la vida metropolitana y el renacimiento de los ideales modernistas reactivaron el interés por su estilo. El concepto de la vivienda como «máquina para habitar» nunca ha sido más exacto y su mueble de cuero y cromo es ampliamente imitado”.

9

Colección Archipocket (editorial HKliczkowski)

Arquitectos modernos: Le Corbusier, Alvar Alto, Mario Botta, Foster and Partners, Hundertwasser, Rem Koolhaas/OMA, Legorreta+Legorreta, Mies van der Rohe, Miralles-Tagliabue EMBT, Jean Nouvel, Renzo Piano, Alvaro Siza, Eduardo Souto De Moura, Tadao Ando.

Arquitectos clásicos: Gustave Alexandre Eiffel, Charles Garnier, Antoni Gaudí, Victor Horta, Charles Mackintosh, Michelangelo, Andrea Palladio, Antonio Sant’Elia, Karl Friedrich  Schinkel, Otto Wagner.

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Nuestro Blog ha obtenido más de 1.300.000 lecturas.

http://onlybook.es/blog/nuestro-blog-ha-superado-el-millon-de-lecturas/

Arq. Hugo Alberto Kliczkowski Juritz

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Salvemos al Parador Ariston de su ruina

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