“Ver” las obras de Carlo Scarpa desde la visión de un historiador como Francesco Dal Co, es hilar obras, leerlas dentro de una historia de la arquitectura moderna, en su sutil y verdadero sentido.
El solo hecho de mencionarlas, es una selección per se.
Una de las grandes ventajas de Internet, que utilizo, es escuchar conferencias, sin desplazarme de mi casa, (complicado hacerlo en esta épocas de coronavirus), al verlas pude relacionarlas con lo que estoy descubriendo de Carlo Scarpa.
Escuché a Carlo Scarpa, a Francesco Dal Co, a Kenneth Frampton, a Tobia Scarpa, a Sergio Los, a Guido Pietropoli, a……muchos disertantes cuyos link he copiado y pegado, para que ustedes puedan escucharlos, si aún no lo habían podido hacer.
El detalle, cariño y esfuerzo puestas en comprender la tarea a realizar y sus frutos son deslumbrantes.
Sigo con mas datos de este enorme arquitecto.
Carlo Scarpa, Conferencia de Francesco Dal Co (1945), en Génova el 12 de noviembre de 2018. (Nota 1).
En el suplemento Babelia de El Pais, el 24 de Junio de 2006, se publicó un texto de Francesco Dal Co titulado “Scarpa, el oficio de la memoria” que resumo:
…En la fábrica de Cristal de Murano Cappelin & Co. se familiariza con la técnica del vidrio, que tan magistralmente usará en su madurez… Una obra relevante a pesar de sus modestas dimensiones es el Pabellón del Libro en los jardines del Castillo, también en Venecia, donde inaugura su actividad en los años cincuenta.
Construcciones de madera, con grandes planos de vidrio, juega con los voladizos y con la superposición en sección de dos perfiles triangulares invertidos. Tanto la concepción estructural como los detalles constructivos revelan que el pabellón es una interpretación libre de temas y motivos wrightianos, ejercicio que Carlo Scarpa repite, tras conocer al maestro americano, en uno de sus proyectos más conseguidos, el de la villa Zoppas en Conegliano (1953).
Entre 1955 y 1957 realiza la ampliación de la Gipsoteca Canoviana en Possagno (Treviso), donde ejerce de improvisado director de escena de un espectáculo surrealista.
Al disponer las estatuas de yeso del museo como en una coreografía, distribuidas sobre pulimentados niveles escalonados, asigna a la envolvente arquitectónica, que permite a la luz filtrarse desde lo alto, el papel de dosificar sobre el escenario una sorprendente y mutable luminosidad, a cuyo servicio se pone un mecanismo estructural simplificado e inusitadamente austero.
Es inevitable comparar esta pequeña obra maestra con otras dos obras museísticas contemporáneas, la rehabilitación de la Galería Nacional de Sicilia en el palacio Abatellis de Palermo (1953-1954) y la restauración y decoración de Castelvecchio en Verona (iniciada esta última en 1956 y después retomada y terminada en 1974) que le proporcionaron una fama y un reconocimiento hasta hoy crecientes.
Si en la Gipsoteca la luz es el material con el que Scarpa se enfrenta y del cual se vale, en Palermo y sobre todo en Verona, en el centro de la experiencia que los dos museos ofrecen, está la evidencia de la acción acabada del tiempo, de la que el palacio siciliano y el castillo veronés son testimonios parlantes.
En Castelvecchio, tanto en los interiores como en los exteriores, Scarpa descarna la fábrica muraria, inserta en el organismo edificado prótesis estructurales, extiende sobre el plano del suelo alfombras de piedra concienzudamente enmarcadas, reviste las paredes y diseña la base de cada una de las piezas expuestas de modo que ofrezcan un aspecto menos aséptico a los visitantes y que atraigan su atención y aísla los estratos y enmarca las partes pertenecientes a épocas distintas de la construcción realizada por él.
La obra se somete así a un estudio arqueológico, con el objetivo de poner en valor su naturaleza compuesta de restos, de sucesivas superposiciones estratificadas.
Prácticamente al mismo tiempo, Carlo Scarpa inicia el proyecto de la Villa Veritti (1955) en Udine, rica en motivos wrightianos, tanto en su técnica constructiva como en su organización espacial. Pero este fluido diálogo de Scarpa y Wright se enfría en la década siguiente, como demuestran los proyectos para la reconstrucción del Teatro Carlo Felice en Génova (a partir de 1963), de la Casa Cassina en Ronco de Carimate en Como (1963/64) y de la reestructuración de la Casa Zentner en Zúrich (1964 y siguientes). Sin embargo, la obra más importante de esta década es la rehabilitación del “piano terra” y del jardín del palacio veneciano en el que tiene su sede la Fundación Querini Stampalia (1961/63).
En la reconfiguración de la sala Gino Luzzato, que reúne los dos frentes del palacio Querini Stampalia, uno hacia el canal y otro hacia el patio interior, Scarpa ofrece la mejor prueba de su maestría, creando un revestimiento que parece fruto de un trabajo de tejido y costura de diferentes tapices, suaves y ásperos, pesados y ligeros, cortados, modelados y después recompuestos según acertadas similitudes cromáticas.
Con esta obra tiene relación el proyecto, desgraciadamente abandonado, para el monumento a las víctimas del atentado de la Piazza della Loggia en Brescia en 1974. En él Scarpa imagina una incisión en el empedrado que forma una grieta llena de agua, una sutil vena acuosa que tendría que haber enlazado unas rocas, dispuestas allí donde yacieron los cuerpos de las víctimas, con un pequeño recinto laberíntico, dando prioridad a la discreción y al respeto por el recuerdo de la barbarie del atentado.
De este mismo respeto está impregnada la tumba monumental de Brion (1969-1978), una obra maestra de la arquitectura del siglo XX. A través de una miríada de acontecimientos, ofrece una representación de la circularidad del tiempo, que une el culto a la muerte con el de la vida.
La disciplina métrica caracteriza todo el proyecto y evidencia cómo cada episodio se concibe en función de otro, partiendo de un procedimiento compositivo capaz de dialogar y de fundir después, hasta ocultar sus orígenes, los motivos de procedencias diversas e incluso inciertas en él convocados. Es difícil, sobre todo, descubrir la ascendencia exacta de las atribuibles a la arquitectura japonesa, una manía de Carlo Scarpa que explica, entre otras cosas, su interés por la obra de Wright, admirada porque nace del eco de cuanto un arquitecto debe aprender en Japón.
Scarpa trabaja en el mausoleo durante ocho años. Sin embargo, ocho años no son muchos si el resultado es la tumba de Brion; ni los seis dedicados a Castelvecchio o los dos empleados en el Palacio Abatellis o la Gipsoteca Canoviana justifican las repetidas críticas al tiempo innecesariamente largo e incluso a la pereza con la que Scarpa habría resuelto los encargos recibidos.
Igualmente desacertado es no identificar su inclinación a aplazar las decisiones con la virtud del flâneur, y el ejercicio de la duda y de la paciencia con la afición por la sorpresa, con el temor que siempre debiera acompañar a cada acontecimiento constructivo. Porque, más que un estudio profesional, lo que Scarpa tuvo desde el inicio de su carrera -que finaliza con su muerte súbita en Japón el 20 de noviembre de 1978- fue un taller.
Su organización y su relación con los clientes y con los artesanos hacen imposible considerar el trabajo de Scarpa con los criterios empleados para un estudio rentable y de éxito. Por estas razones, al hablar de su trabajo, ha de preferirse la palabra oficio a la palabra profesión. Y es el oficio, que Scarpa ejerció sin importarle su falta de actualidad, el que ha asegurado a sus mejores obras el privilegio de la permanencia.
1961/63 Showroom Dino Gavina, via Altabella 23. Bologna
1962/63 Casa y studio Scatturin, Venecia
1962/65 Casa Ettore Gallo (Palazzo Brusarosco), contrà Porta Santa Croce, Vicenza
1963/78 Civico Museo Revoltella, Galleria d’arte moderna.Via Diaz 27, Trieste
1964/74 Casa Loredana Balboni Balboni, Venecia
1966/78 y 1984 Ingreso al Instituto Universitario de Architettura de Venecia.
Plantea tratar el pequeño espacio junto a la iglesia de San Nicolás de Tolentino para convertirlo en la entrada Del Colegio de Arquitectura de Venecia, tarea que continua en 1972 cuando fue nombrado Director del IUAV.
La pared se convierte en una pendiente en masa de ladrillo, de esta forma modula la luz en el pequeño espacio y evita las sombras que proyectaría una pared vertical.
La entrada del vestíbulo en IUAV fue recreada por Sergio Los en 1984, ejecutando fielmente el segundo borrador preparado por Carlo Scarpa.
1968/73 Fundación Masieri, Venecia
La familia Masieri, en memoria de su hijo Angelo -joven arquitecto que murió prematuramente- había confiado en 1952 a Frank Lloyd Wright el proyecto para la realización de una residencia-refugio para académicos y estudiantes de Arquitectura en Venecia.
En la parcela triangular en la que habia una modesta casa con vistas al Gran Canal, Frank Lloyd Wright diseñó un nuevo edificio que no es aprobado por no cumplír con el reglamento de construcción.
En 1968, Carlo Scarpa reanuda el proyecto que con dificultades se aprueba en 1973.
Se conservó la fachada sobre el Gran Canal, la que se separó de los pisos por medio de grandes cortes. En 1979 a la muerte de Carlo Scarpa el proyecto lo completan sus colaboradores, entre ellos el arquitecto e ingeniero Franca Semi Maschietto (1905 – 2002) y Franca Semi (1943).
Museo Palladio. Franca Semi colaboradora de Carlo Scarpa, EN una entrevista de Luka Skansi. 04:22. 14 de febrero de 2011
Menciona proyectos y obras: IUAV (1963/77), proyecto del Teatro Carlo Felice en Genova (1963/77), proyecto del Teatro Comunale di Vicenza (1968/69), Memorial Maiseri, Venecia (1968/78)
Con ciertas limitaciones económicas que limitaron el plan original, finalmente se inaugura en 1983.
Los detalles de la estructura como los pilares de acero se verán también en la Banca Popolare di Verona y en la casa Ottolenghi en Bardolino.
1969/78 Complejo Monumental Brion, Cementerio de San Vito d´Altivole, Treviso
Aldo Fabri. 2 de Noviembre de 2020
Carlo Scarpa – (1978) – Tumba Brion
Giuseppe Brion (1909 – 1968) fue un empresario italiano, vinculado a la industria electrónica de posguerra. Se casó en 1938 con Onoria Tomasin, quienes tuvieron 2 hijos. Sus productos “Brionvega” se hicieron conocidos mundialmente, por su diseño, trabajaron para él Marco Zanuso (1916 – 2001) y Richard Sapper (1932 – 2015), asistidos por un equipo de diseñadores especializados.
Murió repentinamente el 12 de Noviembre de 1968, a los 59 años, la empresa pasó a manos de su hijo Ennio.
Deseando que quede un testimonio de su amor por su marido, su viuda encargó al arquiteco Carlo Scarpa diseñar y construír una tumba familiar en el cementerio de su pueblo natal. El complejo de la Tumba Brion es una de sus obras cumbres.
En el cementerio San Vito, Brion ya tenía una pequeña parcela de tierra, pero para esta obra Onorina compra otro terreno en el exterior, dispuesto en «L» a lo largo de los lados este y norte del cementerio. Sobre una extensión de 2000 metros cuadrados, se pensó, diseño y construyó entre los años 1969 y 1978.
El complejo está organizado en una zona alta respecto al nivel de la campiña y Carlo Scarpa lo circunda con una alta pared inclinada hacia el interior: esta especie de cortina impide la vista desde fuera de la zona del cementerio y al mismo tiempo permite visitante ver el paisaje.
Articula la composición en torno a una serie de objetos arquitectónicos: las tumbas de los cónyuges Brion, el pabellón en el agua, la capilla de los parientes, la iglesia.
Haciendo el recorrido trazado por Scarpa por el interior del area sepulcral está claro cómo está calibrada la posición de cada elemento visualmente respecto de los otros.
Los edificios están cargados de simbolismos, relacionados con cuestiones como la unión conyugal, la vida y la muerte.
A la tumba se accede directamente desde una entrada junto a la iglesia, construida desde cero por Scarpa y cerrada por una cancela, o pasando por el cementerio. Las dos entradas ofrecen perspectivas y caminos diferentes.
Si se entra desde la iglesia, casi completamente sumergida en el agua, se accede por un atrio triangular pequeño conectado con la planta cuadrada, toda la estructura está organizada en una serie de vistas oblicuas.
El camino continúa a través de un corredor tangente a la capilla, iluminado por hendiduras y a la salida de la cual aparece en la izquierda, la estructura en la que los familiares están enterrados: una gran pendiente cubre el área cuya extraordinaria complejidad sólo puede ser leída desde el interior.
A lo lejos se ve el lugar de enterramiento de los cónyuges Brion.
Este es el eje de todo el sistema, es el nucleo de la composición: la zona que alberga las urnas de Giuseppe y Onorina en un espacio protegido, a la sombra, decorado con teselas en cruz.
El arcosolium que alberga el sarcófago de Giuseppe Brion y de su esposa Onorina es el punto focal de todo el recinto, actúa como un fulcro (como un punto de apoyo), que desvía al visitante del jardín del paraíso hacia la tumba familiar y la capilla.
Acerca de estos dos pares de concreto Carlo Scarpa comentó: “…El monumento o los sarcófagos eran para estar aquí, en un lugar expuesto, con un paisaje. El difunto quería estar cerca del pueblo donde nació. Así que tuve la idea de construir un pequeño arco al que llamo “el arcosolium”, un término latino usado por los primeros cristianos. En las catacumbas, a las personas importantes o a los mártires se les dio una tumba más lujosa, llamada “arcosolium”, pero sólo equivale a un simple arco y nada más. Es bonito cuando dos personas que se amaron estando aún con vida continúan saludándose con reverencias mutuas en la muerte. Ellos no deben estar derechos; eso sería para los soldados.
Por esta razón se construyó un arco, un puente hecho de concreto reforzado. Pero, para que no tuviera la apariencia de un puente, el arco tuvo que ser decorado, la bóveda se pintó. Yo recubrí mi arco con mosaico, una tradición veneciana que interpreté con mi propio parecer…”
Al fondo está el banco de agua que alberga la sala de meditación, de metal y madera, accesible a través de un corredor abierto en la intersección de los dos circulos. Estos ultimos elementos simbolizan la fuga de la entrada del cementerio.
Scarpa continuó con el estudio del complejo monumentale Brion hasta su muerte. Este es además el lugar, en un área aislada pequeña, de la tumba del maestro. Simbolismos que nos traen a nuestra presencia la unión conyugal, la vida…la muerte.
La dedicación, el cuidado, el mimo puesto en los materiales, especialmente el hormigón, que unas veces si y otras no, se junta con pequeñas inserciones de mosaicos de vidrio de colores.
El tratamiento del hormigón, con escalonamiento de remates, techos, encuentros, de una precisión milimétrica, que nos hace pensar en un conocimiento profundo de la dosificación, el encofrado, y el desencofrado para que no haya faltantes o roturas en las aristas al sacar las tablas.
Si se entra desde el cementerio público es a la usanza griega a través de un propileo, y como aquel, para entrar a un recinto sagrado, en este caso desde el punto de vista afectivo,
Vemos los dos aros entrelazados, los anillos que Scarpa llamó el Sol y la Luna “unidos en matrimonio”, también representan la indivisibilidad de la vida y la muere.
Ambos están adornados con mosaicos venecianos de color rojo rosáceo y azul.
Para llegar al espejo de agua que contiene la “sala de meditación”, se gira a la derecha y se camina por un corredor, para acceder se debe levantar una pantalla de vidrio que se sube (con mediana dificultad), mediante unas poleas.
1971/75 Villa Palazzetto, encargo de Aldo Businaro. Via Palazzetto, 1, Monselice, Padova
Aldo Businaro realiza la restauración de la Villa de 1627, en 1968, y llama a Carlo Scarpa para que proyecte los espacios exteriores.
Notas
1
Francesco Dal Co es director de Casabella y autor de una monumental monografía sobre Scarpa.
2
Algunos ejemplos museísticos en los que ha participado: la
Gallerie dell’Accademia de Venecia (1945-1959), la Galería Nacional de Palazzo
Abatellis en Palermo en Sicilia (1953-1954), las primeras salas y el Gabinete
de Dibujos y Grabados Galería Uffizi en Florencia (1953-1956), el Museo Correr
de Venecia (1957-1960), esculturas de Galería Canova en Possagno (1955-1957),
el Museo de Castelvecchio en Verona (1958-1974), la Fondazione Querini
Stampalia en Venecia (1961-1963).
El premio Olivetti, que recibe en 1956, es otorgado por su implicación en estas
áreas del Proyecto.
Para la preparación de la exposición sobre Frank Lloyd Wright, en el XII Triennale di Milano (1960), fue galardonado con el Gran Premio del Jurado Internacional y Roma, en 1962, el premio nacional-EN ARCH para la restauración y la construcción del Palazzo Abatellis.
En 1967 obtuvo el premio de la Presidencia de la República para la arquitectura. Fue nombrado miembro del RIBA (1970), la Academia Olímpica de Vicenza (1973), la Fundación Pierre Chareau de París (1975), la Accademia di San Luca en Roma (1976).
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