Monasterio Santa María de Valdeiglesias.

Monasterio Santa María de Valdeiglesias

Desde hace un tiempo observo este Monasterio en Pelayos de la Presa, ya que voy seguido a una casa en esa parte de la sierra, y a navegar en el Pantano de San Juan.

Es un placer caminar por sus pinares, entre multitud de rocas que asombran por sus formas y tamaño.

La sorpresa fue poder entrar en el Monasterio y coincidir con una visita guiada, muy interesante y sobre todo amable.

Incentivado por esta obra, me dedique a investigar por que estaba allí como uno de los Monasterios mas antiguos de la Península, y saber de quienes lo rescataron del olvido.

Presento una descripción del conjunto, y que parte de la historia el Monasterio, la Iglesia y sus adyacencias, la acompañaron.

Me llamó la atención que el arquitecto Mariano García Benito, con obras referenciales de la arquitectura moderna, dedicara su tiempo y sus recursos, para evitar su deterioro y su expolio.

Me impresiona que estas acciones existan, y por supuesto me hace recordar en otra escala, la que hemos hecho con el Parador Ariston, de M. Breuer, C. Coire y E. Catalano:

http://onlybook.es/blog/el-parador-ariston-una-ruina-moderna-por-hugo-a-kliczkowski/

y el Palacio Belgrano (Otamendi) del arquitecto Joaquin Belgrano:

http://onlybook.es/blog/salvemos-al-palacio-otamendi-de-su-destruccion/

Comencemos como un homenaje al arquitecto Mariano  García Benito.

A

Obras del arquitecto Mariano García Benito

Coincidiendo con su titulación en 1956 obtiene el premio William L. Pereira, de la E.T.S. de Arquitectura de Madrid.

Formó parte de los equipos que proyectaron viviendas sociales en los barrios de Manoteras, La Elipa y Entrevías entre 1957 y 1973.

Colaboró en programas de arquitectura escolar para el Ministerio de Educación y Ciencia entre 1960 y1962. Realizó viajes a Estados Unidos, para estudiar e implantar en España nuevos modelos arquitectónicos en el tema educacional.

Colaboró con Luis Gutiérrez Soto (1900 – 1977) uno de los grandes arquitectos de Madrid, quien llegó a diseñar más de 650 proyectos.

En 1966 diseñan juntos el edificio de viviendas donde se situó uno de los primeros grandes supermercados Pryca, en Velázquez, esquina  López de Hoyos, donde actualmente está VIPS.

Este edificio, junto con las oficinas Cuzco IV de 1979 y Philips de 1968, más los ya citados barrios, el Colegio Diocesano de S. Francisco de 1960, la Escuela Infantil Hiedra de 1962 están incluidos en la Guía de Arquitectura del Colegio de Arquitectos de Madrid.

Podemos reseñar otros edificios de interés:

Los edificios Zurich, Entel y Cepsa de los años 1970 a 1980.

La antigua Estación de Autobuses de Palos de Moguer (1968).

Y el edificio de viviendas de la C/ General Oraá (1963), que incluye la novedad de situar los ascensores en la fachada

El arquitecto Alfonso Segovia presidente de la Asociación de Amigos del Monasterio de Santa María de Valdeiglesias, señala 4 obras entre las más innovadoras y relevantes:

En 1968 plantea un edificio de talleres y oficinas para Philips (1968), la armonía de sus diferentes volúmenes prismáticos, que incorporan la arquitectura industrial a la composición general del conjunto, sin perder por ello calidad estética.

Edificio Phillips, Avda de América de 1968 en Madrid


El edificio Cuzco IV, con su elegancia al presentar una composición de sucesivos planos de fachada, resueltos con elementos prefabricados de hormigón, de tonalidad ocre y acristalamiento integrado, aligerando su volumetría manteniendo contundencia formal.

Edificio Cuzco IV de 1979, Paseo de la Castellana en Madrid

La Escuela Infantil Hiedra, propone una innovación programática y un equilibrio formal entre los volúmenes ortogonales de las aulas y el pabellón hexagonal colectivo.

El Centro de Parapléjicos de Rafaela Ybarra, utiliza hormigón armado visto, propone una sugerente articulación de espacios interiores y resuelve competentemente la complejidad de resolver las necesidades de movilidad de unos usuarios muy especiales. En los años de 1977, estas resoluciones eran incipientes.

B

Monasterio de Valdeiglesias

Su historia (1)

El Monasterio tiene su germen en la existencia de 12 pequeñas ermitas en las que vivían 12 eremitas benedictinos. Por esta razón, se explica que se haya construido en torno a uno de esos templos, la que hoy se llama la Capilla Mozárabe del monasterio.

Las diferencias entre la planimetría de Santa María del Real con la arquetípica que el historiador especializado en el arte románico y prerrománico Doctor Isidro Bango Torviso (1946) publicó en 1990 en “El Monasterio Medieval” de la editorial Anaya (pág. 40-41), de lo que sería el modelo de todo monasterio cisterciense , se ven numerosas diferencias aunque se respeta el hecho que un asentamiento apartado de la civilización, debería estar bien abastecido de agua para la limpieza y manutención de la congregación, construido a partir de la iglesia (eje principal y lo primero en ser construido), junto a la cual se adosaba el claustro que articulaba ordenadamente el resto de las estancias

Los orígenes del monasterio se remontan según la tradición, a la época de los reyes godos.

El emperador Alfonso VII, (1155 – 1214) llamado “el Noble o el de La Navas” al derrotar a los almohades en la batalla de Las Navas de Tolosa, fue rey de Castilla y León otorgó a los monjes eremitas un Privilegio Real (éstos habían elegido una vida solitaria y ascética, sin contacto permanente con la sociedad) y habitaban el Valle de las Iglesias.

El Privilegio Real fue fechado en Toledo el 30 de Noviembre de 1150 (que algunas fuentes mencionan 1188), por el que se fundaba el Monasterio de Valdeiglesias, constituyendo una única Comunidad bajo la Regla de San Benito.

Esta regla benedictina era una regla monástica que Benito de Nursia (480 – 547) escribió a principios del siglo VI, destinada a los monjes por la que daba autoridad de patriarca al abad del monasterio, quien consultaba a su vez con el resto de la comunidad los temas más importantes. Es a Benito de Nursia, a quien se lo considera el iniciador de la vida monástica en Occidente. Fundó la orden de los benedictinos que establecieron monasterios, autosuficientes y organizados en torno a la Iglesia de planta basical y al Claustro. El Emperador ordenaba a los 12 eremitas benedictinos que poblaban el valle su agrupación junto al Abad Guillermo. De esta forma, el rey trataba de asentar los territorios reconquistados a los moros y garantizar así su conexión con Ávila y Valladolid. Será Alfonso VIII quien, en 1177, ordene la llegada de monjes provenientes del Convento de la Espina (Valladolid) para acelerar su conversión a la congregación cisterciense. Los monjes cambiaron sus hábitos negros por los blancos, aunque aún mantuvieron vigente la regla de San Benito. Será entonces cuando surjan los cercanos pueblos de San Martín, Pelayos y Navas, comenzando entonces las continuas rivalidades.

En 1434, ante los repetidos enfrentamientos, y los ataques de los vecinos de San Martin, el obispo de Toledo vendió la población al noble castellano de la casa de Luna D. Álvaro de Luna, Señor de Escalona, maestre de la Orden de Santiago y válido del rey Juan II de Castilla.

Los validos eran personajes, miembros de la aristocracia, en los que el rey depositaba su total confianza. El monarca se desentendía de las labores de gobierno y el valido tomaba las principales decisiones, gobernando al margen del sistema institucional de la monarquía, al margen de los Consejos.

Ni los vecinos ni los monjes aceptaron tal venta, y renegaron del señorío del Condestable, lo que dio pie a numerosos pleitos para invalidar dicha venta.

El 2 de junio de 1453, en un acto público en Valladolid, el Condestable Álvaro de Luna sea finalmente decapitado.

A dicho acto se trasladó Fray Alfonso de Quiriale, con la misión de convencer al reo para que cediese frente al monasterio y renegase de dicha compra en sus últimos instantes de vida.

Es en 1522, durante el reinado de Carlos I y V del Sacro Imperio Romano Germánico (1500 – 1558) cuando serán devueltos todos los derechos a la villa, y el Monasterio vivirá su mayor esplendor, que es el largo gobierno del abad Fray Jerónimo Hurtado, en esa época cuando se realizan las ampliaciones en estilo renacentista, es de mencionar a Rafael de León (1567-1571) que realizó una espléndida sillería de nogal y el pintor Correa de Vivar (1540-1545) el retablo mayor.

El monasterio sufrió un gravísimo incendio en 1743 (el segundo, pues el primero tuvo lugar en el 1258), del que únicamente se salvó la Iglesia.

El historiador y pintor Antonio Ponz Piquer (conocido como el abate Ponz) narra en el segundo tomo p. 265 de su “Viage de España ó Cartas” que el retablo de Correa de Vivar había sido sustituido por otro barroco (del que no se tiene constancia) y sus tablas repartidas por otras estancias del monasterio. (3)

Bajo la disciplina de esta Orden del Cister permanecería el Monasterio hasta que la ley de desamortización de Mendizábal de 1836 obligó a los frailes a abandonar el monasterio.

La Desamortización Española fue un largo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVIII con la denominada “Desamortización de Godoy” de 1798 que culmina bien entrado el siglo XX a finales de 1924.

Consistió en poner en el mercado, previa expropiación forzosa y mediante una subasta pública, de tierras y bienes que hasta entonces no se podían enajenar (vender, hipotecar o ceder) y que se encontraban en poder de las llamadas “manos muertas” (así llamada  la Iglesia católica y las órdenes religiosas) que los habían acumulado como habituales beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos (herencias sin testar) y los llamados baldíos y las tierras comunales de los municipios, que servían de complemento para la precaria economía de los campesinos.

Es decir que la Desamortización Española fue la apropiación por parte del Estado y por decisión unilateral suya de bienes inmuebles para su venta y asignar el importe obtenido a la amortización de los títulos de la deuda

El Monasterio de Valdeiglesias recibió numerosos Privilegios Reales, otorgados y reconocidos por los reyes Alfonso VIII, Fernando III, Alfonso X, Sancho IV, los Reyes Católicos, Carlos I, Felipe II, Felipe III y Felipe IV.

El Monasterio fue desamortizado en 1836, durante la regencia de María Cristina de Borbón – Dos Sicilias, (1806 – 1878) en el reinado de Isabel II, luego pasó a manos particulares que lo abandonaron y arruinaron.

En 1974 fue adquirido por el arquitecto madrileño Mariano García Benito que fue quien comenzó su recuperación y salvamento.

Está ubicado a 71 km de Madrid, en el pequeño pueblo de Pelayos de la Presa, cercano a San Martín de Valdeiglesias, donde está el Castillo de la Coracera construido en 1434 por Don Álvaro de Luna, como ya mencionamos valido del rey Juan II, padre de Enrique IV y de su hermana Isabel, futura reina de Castilla en el siglo XV.

El Condestable de Castilla decidió construir el castillo, luego de comprar por 30.000 maravedíes el pueblo y señorío de San Martín de Valdeiglesias a los monjes del Monasterio de Santa María la Real, dueños de las tierras de abadengo, a las que pertenecía toda la comarca. Se llamaba “abadengo” a las tierras  y bienes pertenecientes a una abadía y jurisdicción del abad o de la abadesa.

Está cercano al Pantano de San Juan que fuera construido en 1955.

La comunidad cisterciense daba prioridad al agua, indispensable para su aislada vida diaria, y fue uno de los principales motivos por los que dicho terreno fue el elegido para el asentamiento de su congregación

Dentro del propio recinto, contaban con un riachuelo el arroyo del Molino de la Presa, construyeron dos puentes: el Puente de San Benito y el Puente de San Bernardo, cercano está el río Alberche.

C

Doctor Arquitecto Mariano García Benito (1929 – 2012)

Anuncio de venta

El Monasterio está ubicado en un amplio terreno de 58.401 metros cuadrados.

El terreno fue adquirido por Mariano García Benito en el año 1974 a un precio de 12 millones de pesetas, tal y como se anunciaba en el periódico.

Anuncio en el periódico ABC

En el periódico ABC del día 6 de Febrero de 1974 se anuncia:

“A sesenta kilómetros Madrid, vendo ruinas, magnífico monasterio, con 4500 metros cuadrados de terreno. También vendería con 60.000 metros cuadrados en total. Precio todo incluido 12 millones. Escrig. José Antonio, 36.”

El autor de edificio como Cuzco 4, en la plaza de Cuzco de Madrid y otros rascacielos en la ciudad, explicó que “la compré porque estaba a punto de ser derribada para ser integrada en una urbanización cercana”. (3)

Inició la consolidación y restauración del conjunto con el objeto de impedir su degradación.  

La primera reforma importante que realizó fue la construcción de un muro perimetral que impidiese el expolio que el edificio había vivido durante más de 150 años.

“Sin apoyo o ayuda de ninguna institución oficial” comenzó a rehabilitarlo con sus propios recursos, decidió cuidar el contorno, ajardinándolo, afirmó muros, afianzó una torre, revocó fachadas, salvó arcos y columnas, cimentó, enfoscó y recobró todo cuanto la ruina no había destruido y la rapiña no había expoliado desde su abandono.

El 13 de Octubre de 2003 luego de 29 años de posesión propone una cesión gratuita del Monasterio y los terrenos al ayuntamiento de Pelayos de la Presa, con la “condición de continuar las reformas iniciadas”.

Se formaliza el 12 de marzo de 2004 al tiempo que se constituye la Fundación Monasterio Santa María la Real de Valdeiglesias, fue peritado en 530 millones de pesetas (3,2 millones de euros).

Mariano García Benito preside La Fundación hasta su muerte el 18 de Mayo de 2012  desde entonces se continúa la labor de protección, conservación y restauración.

El Real Decreto 3444 de 1983 declara al edificio Bien de Interés Cultural

En el Boletín Oficial del Estado 38, manifiesta por el real Decreto del 14 de febrero de 1984 que la tutela recae en el Estado, protegiéndolo frente al abandono y el expolio, Boletín Oficial del Estado Nº 38. (3)

Pelayos de la Presa ha dedicado como agradecimiento una avenida con su nombre.

Recién en el 2007 la Comunidad de Madrid interviene con el objetivo de recuperar el monasterio para su uso público.

Cuatro años más tarde, en el 2011, el Ministerio de Fomento y la Comunidad de Madrid firmaron un convenio que pretendía su recuperación. El importe de 1,9 millones acordado, se costearían a partes iguales por ambos. Estaba previsto que los trabajos comenzaran en 2013.

Pero el Monasterio tropezó con los “ajustes presupuestarios” del Gobierno regional (es lo que se dice cuando falta dinero), y así se esfumó la parte que el Estado iba a traspasar procedente de los fondos generados por la obra pública y que la Ley de Patrimonio Histórico dice que se destine a actuaciones en bienes culturales, el conocido como el 1% cultural. (4)

En la búsqueda del expolio (4)

Mario Cuéllar delante del pórtico del Monasterio de Santa Maria la Real de Valdeiglesias, con la foto de la escultura localizada

Mario Cuéllar, madrileño de 47 años es físico meteorólogo trabaja en el Reino Unido e investiga la mejor manera de recuperar los objetos (robados y apropiados) del Monasterio Santa María de la Real de Valdeiglesias.

Es concejal por Unido Podemos, vive desde hace 8 años a 15 kilómetros de Londres, y su trabajo consiste en elaborar pronósticos del tiempo y de las carreteras para empresas como la BBC.

El expolio había empezado un siglo atrás, antes de que existiera la ley de patrimonio histórico de 1985, por lo que en aquel momento no era delito llevarse objetos de allí, que además pertenecían a manos privadas.

El declive del Monasterio empezó con la desamortización de Mendizábal, como ya he comentado, los monjes abandonaron el lugar y gran parte de sus objetos se trasladaron al convento de la Trinidad, en la plaza de Benavente, donde ahora los madrileños disfrutan de los cines Ideal.

De aquel templo, solo queda una pequeña puerta convertida en comedor social y todos sus tesoros acabaron repartidos en diferentes museos, como del Prado -que acogió las pinturas de Juan Correa de Vivar – o en la catedral de Murcia – donde Isabel II envió la sillería del monasterio para sustituir los destrozos de un incendio.

El monasterio quedó relegado a su destino por diferentes manos privadas. Las escrituras muestran que primero perteneció al Marqués de Valdeiglesias y los descendientes de este lo vendieron al Marqués de Comillas.

Su última recuperación, fue la estatua de una Virgen medieval de la que nada se sabía durante 70 años.

La Virgen de la Asunción encontrada en la finca de el Alamin en Toledo

La encontró Mario Cuéllar  en la finca de El Alamín, en Santa Cruz de Retamar (Toledo), una dehesa de 1400 hectáreas, en manos de una familia venezolana. Allí estaba la Virgen de la Asunción,  una estatua de casi dos metros de alto, probablemente del siglo XVI, símbolo del monasterio más antiguo de Madrid.

Dice “…a pesar de haber recibido algún impacto por arma de fuego, la estatua se encontraba en un casi perfecto estado de conservación y había sido limpiada. El pie de la estatua no era un simple soporte, era un anillo formado por ángeles y la virgen conservaba íntegros los brazos y las manos”.

Había rastreado libros, películas antiguas, inventarios de obras de artes, y le tranquilizó que estuviera sana y salva.

Mucho tiempo después Mariano García Benito cogió el testigo y, antes de morir en 2012, consiguió recuperar algunos objetos, elaborar el plano del lugar o perfilar diferentes teorías sobre lo desaparecido. En ese contexto aparece en escena Mario, amigo de Concha Velasco que a su vez era íntima de Mariano. Tres cerebros dedicados al arte de Pelayos. “Pero él salvó el monasterio”, recuerda Mario, que con el carnet de investigador de arte en la mano, rastreó y confeccionó una hoja Excel con todos aquellos tesoros sin encontrar.

Los órganos, las campanas, otras estatuas más pequeñas (“hay una de San Martín y otra de San Esteban, que llegaron al convento de la Trinidad y nunca más se supo”), 60 pinturas (“que, probablemente, gran parte de ellas estén en el Museo del Prado, pero sin catalogar”), el arco carpanel, el claustro plateresco, dos altos relieves de madera (ya localizados en el museo del Prado)…y la estatua de la Virgen, que da nombre al monasterio, quizá, la que más valor simbólico tenía.

Su retablo pudo ser rescatado y conducido al Museo del Prado, y su sillería, por orden de Isabel II, enviada a la catedral de Murcia, que había perdido la suya en el incendio de 1854.

En su lucha ferviente por recuperar bienes sustraídos, pudo saber que el retablo, localizado en el Museo del Prado, y su sillería, vendida a la catedral de Murcia, se dieron por imposibles, aunque se les permitió realizar el estudio exhaustivo que posteriormente publicaron en dicho libro.

Suerte diferente corrieron otros restos: parte de la balaustrada del piso alto renacentista que tenía el claustro se pudo recuperar, la cabeza del San Benito que hasta entonces decoraba la tapia de una vivienda privada… peor suerte ha tenido el pórtico de acceso, localizado en la residencia de un particular y que está en vías en negociación para su posible devolución. En ella se puede observar el único resto recuperado del que debió ser el claustro alto renacentista del monasterio.

Las tablas del retablo (que no desaparecieron durante la invasión Napoleónica) fueron llevadas al Convento de la Trinidad y hoy se conservan en el Museo del Prado. La sillería, fue igualmente retirada del monasterio tras la desamortización de Mendizábal (fragmentos extraídos de la p.489 del Diccionario Histórico de Ceán Bermúdez y de ellos también ha escrito Ponz).

E

Documentación

Axonométrica del Monasterio y la Iglesia

Corte longitudinal Iglesia, Claustro, Torre

Corte perspectivado de la Iglesia

Elevaciones Monasterio

Arcos Claustro

El 10 de enero de 2014 se publica en El país el artículo de Esther Sánchez “El monasterio milenario que se deshace”.

Gracias a los Fondos Feder de la Comisión Europea, se afrontó la consolidación de los muros perimetrales del Claustro, además de la reconstrucción de uno de sus Arcos Apuntados. La tercera obra consistió en la consolidación de los muros de la iglesia.

La demora en afrontar esta reforma, causó finalmente el desprendimiento de la bóveda del coro bajo.

 Bóvedas del Coro Bajo antes del derrumbe

1. La cabecera románica del siglo XII consta de tres ábsides construidos con fábrica de sillería de granito. Los laterales tienen el muro exterior recto, característica propia de la arquitectura cisterciense del valle del Ródano y la Provenza Francia).

En el s. XVI Juan Correa de Vivar realizó las tablas del retablo mayor. Parte de ellas se conservan en el Museo del Prado.

2. Capilla funeraria cubierta con una bóveda de crucería tardo gótica del siglo XVI.

3. Desde la Puerta de los muertos se trasladaban los cuerpos de los monjes difuntos hasta el cementerio, situado al norte de la iglesia.

4. El Coro Bajo de Monjes, contaba con una sillería de nogal, tallada por Rafael de León entre 1567 y 1571, que constituye una de las joyas escultóricas más importantes del Renacimiento español. Actualmente se encuentra en a catedral de Murcia.

5. Puerta de los Monjes, acceso a la Iglesia desde el Claustro.

6. Escalera de Maitines, acceso directo a la Iglesia desde los Dormitorios de los monjes, El primer oficio religioso, Maitines, comenzaba antes del amanecer.

No todo fueron noticias felices

El alcalde, Herminio Cercas del PP, confesaba en una entrevista concedida al periódico Madridiario su interés por construir en él un hotel de lujo: “…su idea pasa por construir un hotel de lujo» similar al que ya existe en el monasterio de El Paular de Rascafría y que gestiona la cadena Sheraton. En un principio se hizo una modificación puntual para construir en el terreno junto al monasterio, pero la idea se abandonó. Ahora queremos utilizar la parte más habitable para un hotel con 25-30 habitaciones y una zona para la celebración de bodas”.

Recuerda Ismael Hernández en un artículo publicado en Almenara 215, “los sucesivos propietarios se llevaron y/o vendieron numerosas esculturas, columnas, arcos, portadas… se utilizó como cantera, corral, plató de cine o bodega”.

Todo esto cambiaría a partir del 22 de marzo de 1974, cuando Mariano García Benito tiene finalmente las escrituras del terreno.

F

Se filmaron películas de diversos géneros,  romántico incluso de terror, como “La noche del terror ciego” de 1972 de Amando de Ossorio (1918 – 2001) (protagonistas Lone Fleming, César Burner, María Elena Arpón)

En una entrevista Mariano García Benito mencionó “que incluso se realizó una película con la sueca Anita Ekberg” (película que no llegué a encontrar).

El monasterio ha sido escenario de varias películas como “Los que tocan el piano”, una comedia de 1968 de 95 minutos dirigida por Javier Aguirre interpretada por Concha Velasco, Alfredo Landa, Tony Leblanc y José Sazatornil.

 “100 Rifles”, un Western de 1969 dirigida por Tom Gries y protagonizado por Jim Brown, Burt Reynolds, Raquel Welch y Fernando Lamas.

Las escenas del Monasterio están rodadas en el claustro y en la nave de la iglesia.

 “La noche de Walpurgis” rodada en 1971 y dirigida por  Leon Klimowsky con Paul Naschy y Gaby Fuchs. La película fue grabada en Navacerrada principalmente, aunque hay varias escenas e imágenes del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias. Se menciona en el film el “Monasterio o Abadía del Cercón”.

“Quien grita Venganza”, Spaghetti Western de 1968. 88 minutos. Dirigida por Rafael Romero Marchent. Reparto : Anthony Steffen, Mark Damon, Maria Martini y Luis Induni.

Mario comenta “…fue también cantera de piedras, donde los vecinos entraban sin pudor a llevarse elementos para las construcciones de sus casas. Pero hubo algo que llamó mi atención: la época en la que el Marqués de Comillas fue dueño del Monasterio. En esa década, entre 1945 y 1954, también poseía entre sus bienes la finca de El Alamín, en Toledo, y rastreando las noticias de la hemeroteca Mario encontró en el diario ABC de 1954 en la que se hablaba de la boda de un hijo del marqués “en la capilla, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción”. Sus sospechas las ratificó poco después gracias a un documental del NODO que encontró de 1958 sobre el río Alberche, donde en las imágenes del monasterio ya no se veía a la estatua de la Virgen desaparecida. “Viendo los planos aéreos de la zona comprobé que en la finca se había construido una portada renacentista entera como la del monasterio, que fue desmontada piedra a piedra y se la llevó. Posteriormente, se llevó la Virgen”.

En el año 2014

El monasterio pasó a manos del Ayuntamiento de Pelayos en 2003 gracias a la donación del arquitecto, su último propietario, y se creó la Fundación del Monasterio.

Concha y Mario se dedicaron a honrar buceando en su historia. Juntos intentaron entrar en la ya mencionada finca toledana El Alamin en el verano de 2017, sin suerte.

Meses después, Mario encontró un artículo en Interviú de 2013 que indicaba que el dueño de El Alamín era Gerardo Díaz Ferrán, ex dueño del imperio Marsans, ex presidente de CEOE y reo condenado por estafas reiteradas, alzamiento de bienes, blanqueo de dinero, vaciamiento patrimonial, y fraude a la hacienda pública entre otros delitos.

La Virgen estaba en El Alamin, mientras en los años de “esplendor” de Diaz Ferrán recibía al rey emérito, y personas de la alta sociedad, que acudían a cazar.

Desde los años 2000 era de su propiedad.

La historia señala que con la colaboración de la periodista Ana María Pascual encontró en los archivos de la revista la imagen de la estatua de la Virgen. Con esa documentación, los agentes de la UCO lo acompañaron a verificar el descubrimiento.

Allí estaba, en el mismo lugar al que la trasladaron, pero con otros dueños, un grupo de inversores venezolanos que ganaron la subasta del terreno de Díaz Ferrán tras ofrecer 24 millones de euros en 2012, compraron una finca donde ya estaba, no hay nada ilegal en ello.

Mario comenta  “A mí me encantaría que volviera al monasterio, pero eso ya no está en mis manos, la virgen ha aparecido y está bien cuidada”.

Mariano García Benito falleció en 2012 pero quiso dejar su monasterio en buenas manos. Primero, se lo regaló al pueblo y a la comarca, para que cada habitante lo sintiera suyo y de todos. Y segundo, creó una Fundación donde su sobrina, Ana Muñoz, se puso al mando. “Era un hombre excepcional y dedicó su tiempo, su trabajo y sus ahorros a recuperar este sitio”.

Cada año, desde 2013, la Comunidad de Madrid posibilita mediante presupuesto que se realicen un par trabajos.

El plan actual de acción incluyó la reapertura al público (cosa que ocurrió en la primavera del 2021) y hacer un museo para poder contemplar los azulejos mudéjares y los talaveranos, las piedras, las estatuas, y ver qué ocurrirá con la Virgen.

Al recorrer las ruinas del que fuera uno de los Monasterios cistercienses más importantes en los territorios al sur del Duero en el medioevo, vuelve a la memoria la labor de Mariano García Benito que lo salvo de un futuro incierto.

Su dedicación le devolvió la dignidad y relevancia que tenía siglos atrás.

En 1983 se lo declara como Monumento Histórico Nacional, que más adelante se denominó Bien de Interés Cultural (BIC), reconociendo su importancia como uno de los tres monasterios más importantes de la Comunidad de Madrid.

García Benito comenzó tareas de desescombro y catalogación de las partes del edificio que no habían resistido el paso del tiempo, descubriendo la construcción que estaba entre la vegetación y las montañas.

Algunos abobamientos se desplomaron pero otros se salvaron de la ruina. Comenzó con la restauración de la torre y allí estableció su vivienda.

Escribió un anuncio aparecido en un periódico madrileño en febrero de 1974 ponía “Se venden ruinas de un monasterio. Lo llamativo de la frase despertó mi interés haciendo que me dirigiera al lugar indicado. Una vez allí, una impresionante mole de piedra se alzaba ante mí vista, de una mayor envergadura de la que había imaginado. Eran unas ruinas majestuosas, de gran belleza y envueltas en ese misterio que aureola las cosas antiguas. Contemplándolas, sentía una fuerte impresión, algo así como la sacudida de un rayo. A las pocas semanas, concretamente el 22 de marzo de 1974, tenía en mis Manos la escritura de propiedad de las ruinas. A partir de ese momento, el Monasterio recuperó el silencio y la paz que en otros tiempos tuviera…”

G

Doctor arquitecto Mariano Garcia Benito

Libro «El monasterio Cisterciense de Santa María de Valdeiglesias» Su arquitectura representada en los planos del arquitecto Mariano García Benito. Edición en español 178 páginas encuadernadas en Tapa dura. Edición de Noviembre de 2002.

Amazon lo vende a 56 usa. Editorial Doce Calles.

ISBN ‎ 978-8497440134

La Fundación Real Monasterio de Santa María de Valdeiglesias ha editado este libro como única documentación gráfica publicada sobre este monasterio, que es bien de interés cultural en la categoría de monumento desde 1983; uno de los pocos remanentes de la arquitectura monacal en Madrid, junto a San Lorenzo de El Escorial, El Paular y la Cabrera; y el único que fue durante largo tiempo señorío Abacial del Cister.

La labor, por parte del autor, de consolidación de sus restos, así como la paciente búsqueda de documentación y las labores de restitución gráfica, culminan este libro de investigación arquitectónica y cubre un hueco en la historiografía monumental madrileña. Esto demuestra que su preocupación no solo estaba referida a la restauración física del edificio, también por su restauración bibliográfica. Gracias a la gran recopilación documental que hizo, y a las numerosas tesis que dirigió, pudo publicar el libro.

Su arquitectura fue representada en los planos del arquitecto y la editorial Doce Calles, publicó el mayor análisis cronológico, planimétrico y decorativo publicado hasta la fecha sobre el Monasterio.

Obras realizadas en el monasterio

Cierre perimetral. 1975

Trabajos de desescombro y catalogación. 1975/1985

Levantamiento Planimétrico e investigación. 1957

1 Restauración de la torre y estancias anexas. 1985

2 Bóvedas del claustro. 2014

3 Claustro y Pabellón de acceso. 2014

4 Transepto norte de la Iglesia. 2014

5 Muro Claustro, crucero y capilla ochavada. 2015

6 Ábside y Antesacristía. 2017

7 Nave de la Iglesia. 2018

8 Chimenea y estancias anexas. 2020

9 Portada de la Iglesia 2021

Vista posible (hipótesis) del monasterio en el siglo XVII

Secciones Norte Sur, del siglo XVI arriba. En el año 1581 abajo
Planta de las Bóvedas Góticas

En Febrero de 1984 se lo declara “Monumento de Interés Histórico Artístico con carácter Nacional” quedando así definitivamente protegido por ley, después de tantos años de abandono, pillaje a que estuvo sometido. El 2 de Diciembre de 2003 el monasterio pasa a ser propiedad del pueblo de Pelayos de la Presa por donación gratuita de su propietario.

H

La Arquitectura (3)

Los dos autores más prolíficos sobre el Monasterio son Juan Tejela Juez y el varias veces mencionado Mariano García Benito,

En el Monasterio de Valdeiglesias sus siete siglos de historia han dejado reflejados todos los estilos arquitectónicos surgidos en ese largo período, desde el románico mudéjar hasta el barroco tardío.

Su planta se ordena según la tipología que regía en los monasterios cistercienses, inmediatamente después de que Alfonso VII (llamado El Emperador) fundara el Monasterio empezó a construirse el edificio primitivo en estilo románico mudéjar con aparejo toledano e influencia segoviana en sus esgrafiados. De esta época perviven los muros del crucero y nave de la Iglesia que se pueden datar entre finales del siglo XII y principios del XIII.

La cabecera de la iglesia monacal con su capilla mayor y sus dos capillas colaterales pertenece a la primera mitad del siglo XIII y es obra del más puro estilo Cister. A finales del siglo XV, como también hicieron numerosas Iglesias de la provincia de Madrid, se llevó a cabo en el Monasterio una amplia remodelación en estilo gótico. Se empezó por la Iglesia y se continuó, a principios del XVI, por el resto de las dependencias importantes, como el Claustro, la Sala capitular, el Refectorio y la Sacristía, en Gótico Florido con abundancia de bóvedas estrelladas propias de la época.

Corresponden al Gótico del segundo tercio del siglo XVI la capilla funeraria del brazo norte del transepto de la Iglesia conventual, así como el Coro alto.

Desde el segundo tercio del XVI hasta el primer tercio del XVII se desarrolla en el Monasterio la arquitectura renacentista siguiendo el aire escurialense (en referencia al Escorial).

Sobre el claustro gótico se levanta otro plateresco alrededor del cual surgen las nuevas dependencias tales como la residencia del Abad, el dormitorio de monjes y el nuevo Capítulo. Al mismo tiempo se lleva a cabo una ampliación en planta donde se ubica la hospedería, el campanario nuevo que fuera restaurado en 1988, y dependencias varias para usos de conversos.

Contiguos a la torre campanario aparecen, hoy día, restos de un claustro inacabado de la misma época y cuyos huecos aparecen cegados con mampostería. Igualmente de época renacentista era la portada de acceso al recinto monacal, que fue desmantelada en los años cincuenta del siglo pasado y vuelta a montar, en parte, lejos del monasterio. Se componía de tres tramos, el central con arco de medio punto y los dos arcos laterales muy rebajados. En la parte superior y a modo de ático aparecía en su centro una hornacina (se llamaba así a los huecos en forma de arco, donde se colocaba en general una estatua o un jarrón), en éste estaba la estatua de San Bernardo y a sus lados los escudos del Cister y el propio del Monasterio de Valdeiglesias.

Tanto la imagen de San Bernardo como el escudo del Cister han podido ser recuperados y puestos en el monasterio.

El último estilo arquitectónico que apreciamos en el edificio, es el barroco de la portada de la Iglesia conventual del último tercio del siglo XVII.

Está realizada en granito y en un barroco madrileño, tipo retablo con tres hornacinas, hoy vacías, que en su tiempo albergaban las estatuas de la Virgen de la Asunción, San Benito y San Bernardo, rematando el conjunto de la portada una espadaña de tres huecos sin campanas y con los elementos decorativos desaparecidos (se llamaba así al campanario formado por una sola pared, en la que se dejaban abiertos los huecos para colocar las campanas).

El Claustro

La vida de los Monasterios se organizaba en torno al Claustro, agrupando a su alrededor las dependencias monásticas. Si nos ubicamos en la Galería Oeste del Claustro, a sus espaldas tienen las estancias occidentales dedicadas a los Conversos y a las partes menos privadas del, la cilla, la Hospedería y la portería. (Se llama Cenobio al Monasterio, que era el edificio donde vivía la comunidad religiosa).

En la parte este se situaban la sacristía, el “armariolum”, la sala capitular, el locutorio, las letrinas, el dormitorio de los monjes y la cámara del abad, la zona sur estaba reservada para la cocina, el oficio y el refectorio-

¿Quiénes eran los conversos?

Los campesinos del lugar, que ingresaban en la comunidad para realizar los trabajos que no podían llevar a cabo los monjes por ser incompatibles con las observancias monásticas: el cultivo de los campos, el cuidado del ganado, así como la atención a la cilla y los talleres.

En el resto de órdenes religiosas eran los laicos los que realizaban estos trabajos siendo los cistercienses los que acentuaron su carácter religioso. Los conversos también debían cumplir los votos de pobreza, castidad y obediencia, pero no podían estudiar, ni acceder a la administración del monasterio o llegar a ser monjes.

Su inclusión en la vida monástica modifico la tipología del monasterio, duplicando los distintos espacios donde los conversos realizaban sus actividades diarias separados de los monjes.

I

El monasterio en el siglo XVI

Como se construyó

Siglos X-XI

Mozárabe

Construcción de la Ermita de la Santa Cruz sobre la que se edificó el monasterio. Para conservar la Capilla Mozárabe, que formaba parte de la ermita, se rompieron los cánones establecidos girando 13´5 grados el claustro en el eje este-oeste respecto al muro sur de la iglesia. Este giro constituye la característica más singular de Valdeiglesias, tratándose de un ejemplo único en la península.

Siglos XII-XIII

Románico

Tras su fundación en 1150 se construye un primer edificio con materiales perecederos. Hacía el 1180 se levantaron los tres ábsides de la Iglesia, únicos restos románicos que se conservan junto con los muros de la nave y algunos arcos en la parte sur del claustro. El resto del monasterio se destruyó en un incendio en 1258.

F. J. Ignacio López de Silanes Valgañón en el libro “El románico madrileño” nos hace saber que la actual cabecera es en realidad la segunda que tuvo el templo, ya que la primitiva desapareció con un incendio

Siglos XIV-XV-XVI

Gótico

Se construyeron las bóvedas de la Iglesia (las del coro y las del crucero sur fueron la últimas en caerse, en los años noventa), el claustro bajo y las del lado sur (cocinas oficio y refectorio) y este (sacristía, sala capitular y dormitorios).

Siglo XVI

Renacimiento

Siglo XVII

Barroco

Las obras del claustro alto, de estilo manierista, se llevaron a cabo entre 1528 y 1559. En el último cuarto del siglo XVI se construyeron el noviciado, la hospedería, la torre y la parte oeste del claustro. La fachada occidental de la Iglesia, de sobrio estilo baroco, data del siglo XVII. En 1743 un desbastador incendio destruyó el claustro y parte de sus dependencias.

Visita guiada a través del Monasterio

1 Capilla Mayor, construida en el siglo XII en sillería de granito.

2 Capilla Lateral, con el muro exterior recto, rasgo propio del cister del valle del Ródano y la Provenza.

3 Capilla funeraria, románica cubierta con una bóveda de crucería tardo gótica del s. XVI.

4 Puerta de los muertos, el hecho de que el templo posea una salida específica para cadáveres, nos puede hacer creer que igualmente existió un cementerio en su exterior, pero aun hoy no ha sido localizado.

5 Coro bajo de monjes, contaba con una sillería de nogal realizada en el s. XVI por Rafael de León.

6 Puerta de Monjes, acceso a la Iglesia desde el Claustro, en el nivel superior la escalera de maitenes daba paso directo desde los dormitorios.

7 Puerta de conversos, acceso más cercano al ala oeste del claustro, reservado a los conversos

8 Puerta de fieles, no es frecuente en los monasterios cister.

Iglesia, sin su techo

9 Callejón de conversos. Su forma trapezoidal viene dada por el giro del claustro respecto de la Iglesia.

10 Capilla Mozárabe. Formaba parte de la ermita de la Santa cruz que dio origen al Monasterio.

Es especialmente reseñable el estado en el que se conserva el elemento más antiguo del monasterio: “la capilla mozárabe de los siglos X y XI”, aunque otros la ubican mucho más tarde en el s. XVI, por lo que no sería mozárabe. Al construirse el Monasterio en torno a la capilla mozárabe, el claustro no pudo ser construido pegado al templo, como es tradicional, lo que condicionó el resto de la organización del Monasterio.

Los arquitectos se vieron forzados a realizar un eje de 30º y construir un espacio en cuña entre el templo y él dejando un espacio intermedio en el que se localiza la capilla.

El mal estado de conservación ha obligado a apuntalar la estructura y colocar cimbras de madera en los arcos.

11 Antesacristía, su espacio más oriental era un lavatorio.

12 Sacristía, inusualmente grande, estaba cubierta por tres bóvedas tardo góticas.

13 Sala Capitular, donde se reunían los monjes por la mañana a leer el capítulo, orar y meditar. En el nivel superior se encontraba el dormitorio de los monjes.

14 Locutorio, estancia en la que el abad repartía el trabajo a los monjes cada mañana.

15 Fuente que conecta con el aljibe situado en el claustro.

16 Paso a las huertas a  través de tres arcos de medio punto de sillería de granito realizados en el s. XVI, acceso a la residencia el Abad

17 Cámara del abad, situada en el piso superior. En el s. XVI se trasladó a la parte oeste del claustro.

18 Letrinas, es un ejemplo excepcional por conservarse en pocos monasterios cistercienses.

19 Enfermería, situada en el extremo sur de la zona oriental. Contaba con una solana donde los enfermos reposaban y tomaban el aire fresco a través de una puerta de servicio.

20 Cocina, situada a 1,50 m. por debajo del claustro, donde había un aljibe favoreciendo la traída de agua por gravedad hasta las pilas.

La cocina conserva aún su chimenea en un estado casi perfecto. Junto a ella, el refectorio, hoy desprovisto de todo el mobiliario necesario, es aun recorrido por el banco de piedra utilizado por los monjes durante las comidas. Los pequeños orificios del suelo, igualmente, nos recuerdan la colocación que tenían sus desaparecidas mesas.

21 Oficio o calefactorio. Era el único espacio, junto con la cocina, que contaba con fuego.

22 En la parte sur del claustro se situaban las Cocinas, el Oficio o Calefactorio y el Refectorio. En el Cister se solía disponer perpendicular al Claustro, en cambio aquí se sitúa en el paralelo, quizás por la pendiente del terreno, que dificultaría su construcción en perpendicular. Conserva el solado original y el banco perimetral de granito. Carece de púlpito para realizar las lecturas.

1. La Cocina, de grandes dimensiones (90 m2), ocupa el extremo oriental y su posición queda señalada por la chimenea. Junto a ella se conservan los arranques de las bóvedas de ladrillo que cubrían este espacio.

2. La Cocina se sitúa 1.50 mts. Por debajo del claustro, donde había un aljibe, lo que favorecía la traída de agua por gravedad hasta las pilas.

3. El Oficio o calefactorio se sitúa entre la Cocina y el Refectorio. Era el único espacio, junto con la cocina que contaba con fuego para poder calentarse en los duros meses de invierno.

El Monasterio probablemente tendría otro pequeño calefactorio encima de las cocinas, cerca de los dormitorios y las estancias del Abad, aprovechando el tiro de la chimenea,

23 Claustro. Se construye en dos fases, la planta baja de estilo gótico, y la superior renacentista.

4. Arquería Románica que quizás daba paso al lavatorio, espacio reservado para el ritual del lavado que llevaban a cabo los monjes antes de comer. Otros estudios señalan que podrían haber formado parte de un anterior claustro romántico o del acceso al primer refectorio.

5. Este hueco realizado en el muro funcionaba como pasa platos, permitiendo servir la comida a los monjes desde el Oficio.

6. El Refectorio era donde los monjes se sentaban en el banco corrido perimetral que ocupa tres de los cuatro lados de la estancia: norte, sur y oeste. El Prior se sentaba en el centro del muro del fondo.

Carece de púlpito para realizar las lecturas durante la comida, por lo que suponemos que el lector utilizaba un atril dispuesto en centro de la sala. Los restos del pavimento señalan  la disposición de la mesa frente al banco, cuyas patas iban encastradas en el suelo. El Refectorio se cubría por una bella bóveda tardo gótica ya desaparecida. Únicamente se conservan los arranques de los nervios. Nivel superior destinado a Biblioteca y una primera Hospedería construida en el s. XVI.

24 Arcos Románicos que quizás daban paso al lavatorio. Se conservan los restos de la canalización de agua que partía desde el aljibe del claustro.

25 Jardín Claustral, contaba con dos accesos y un aljibe que conectaba con la fuente del locutorio y la pila de la cocina.

26 Armariolum, es un nicho abierto en el Claustro, cuya función era guardar los libros que los monjes leían durante sus meditaciones.

27 Zona de Conversos y cilla, donde se situaba la botica, que contaba con un pequeño patio destinado al cultivo de plantas medicinales.

28 Portería, este espacio funcionaba como zaguán, la portería se encontraba en la entrada del recinto, cuya portada monumental de finales del s. XVI se desmonta en 1960.

29 Hospedería, situada en la planta superior, aislada del resto del monasterio. En la planta baja se encontraban las caballerizas, a las que se accedía desde la torre.

30 Zona de Monjes o Noviciado, Las celdas ocupaban la planta alta y se comunicaban con el claustro alto mediante un corredor.

El Coro bajo

El escultor Rafael de León residía en Toledo, al verse obligado a abandonar la ciudad pidió asilo en el convento Bernardos de San Martín de Valdeiglesias, el motivo de su huida de la ciudad fue recogido por la tradición toledana como una tremenda historia de amor y celos, reflejada en un poema por F. Valverde Perales “Rafael de león. Leyenda toledana histórica” (Bol Esp. Exc. q899 pág. 59).

Sabiendo de su buen hacer los monjes le encargaron la construcción de una sillería para el coro, y un facistol, que era un atril grande donde se ponen los libros de canto o lecturas litúrgicas, solía tener cuatro caras, para poder poner varios libros. Estuvo dedicado a estas tareas durante un período de 10 años.

.

Las hornacinas cobijaban las imágenes de la Virgen de la Asunción, a quien estaba consagrada el monasterio, acompañada de San Benito y San Bernardo. Junto a ellos, los escudos de la monarquía, el cister y el propio del monasterio

La sillería de nogal que Rafael de León (6) talló entre 1567 y 1571 para el Monasterio constituye una de las más importantes joyas escultóricas del Renacimiento español. El autor de la sillería del Coro bajo de Valdeiglesias fue un escultor de origen francés afincado en Toledo, que llevó a cabo una extensa obra, en su mayor parte retablos. Siendo Abad del monasterio Fr. Marín de Soria, se comenzó la construcción de la sillería.

Éste encargó la obra a Rafael de León en 1567, y la terminó al cabo de 4 años, el costo de la sillería fue de 24.021 reales en monedas de oro y plata y 300 ducados por mejoras y maderas que faltaron adquirirse. A su vez se pavimentó el suelo del Coro con azulejos de Talavera, según se especifica en el Tumbo de Valdeiglesias (relación que dejó escrita Fr. Alonso de Quiriales, religioso del Monasterio), alcanzando el costo total de las obras la cantidad de 27.663 reales.

La sillería consta de setenta y ocho sillas, de las que treinta y cuatro se hallan en el orden superior. Como consecuencia de la Ley de Desamortización de Mendizábal, la sillería fue a Madrid en 1836, y depositada en los sótanos de la Universidad. En principio se pensó instalarla en la Iglesia de los Jerónimos de esta capital, pero posteriormente en ocasión del incendio ocurrido en la Catedral de Murcia, en el año 1854, que destruyó su sillería, fue llevada a dicha Catedral donde quedó instalada. La orden de este traslado fue dada por la reina Isabel II (1830 – 1904) atendiendo a la petición hecha por el Obispo de Murcia, Don Mariano Barrio Fernández. Hoy se la puede admirar en esa Catedral.

El retablo renacentista

Las tablas que Juan Correa de Vivar (7) (1510 – 1566) pintó para los retablos del Monasterio de Valdeiglesias, entre los años 1540 y 1545, así como la sillería del coro bajo tallada por Rafael León, constituyen dos de los grandes tesoros que, en su tiempo, albergó el sagrado recinto y que han llegado a nuestros días.

Juan Correa de Vivar nació en Mascaraque, provincia de Toledo, hacia el año 1510, y murió en 1566 en Toledo.

… 

Notas

1

Textos de la Fundación Monasterio de Santa María La real de Valdeiglesias. Ayuntamiento de Pelayos de la Presa, Madrid. Lucía

La orden cisterciense, orden del Cister es una orden monástica católica reformada, que nace en 1098 como una reacción a lo que consideraban una relajación de las reglas de los benedictinos de Cluny de 910.

Querían volver al espíritu original de la Orden de San Benito de 529, cuyo origen se remonta a la fundación de la Abadía de Císter por Roberto de Molesmes (1028 – 1111).

La sede central se originó la antigua localidad romana Cistercium, próxima a Dijon, en la comuna de Saint-Nicolas-lès-Cîteaux, departamento de Côte-d’Or en la región de la Borgoña.

Esta abadía fue llamada Novum Monasterium por Roberto de Molesmes para diferenciarla del monasterio de Molesmes, de donde procedía.

3

Esta información y otras mencionadas en el artículo la obtuve del excelente trabajo de investigación de Aitor Merino Martinez de la Universidad Autónoma de Madrid.

Texto completo: https://www.slideshare.net/aitorpoter/el-monasterio-de-santa-mara-la-real-de-valdeiglesias-aitor-merino-martnez

4

Artículo de la licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense Esther Sánchez en El País, 10 de Enero de 2014. Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente (antes del suplemento Tierra), está especializada en biodiversidad y se ocupa de los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible.

5

Artículo de Berta Ferrero el 5 de Enero de 2021 en El País. Licenciada en Periodismo por la Universidad Cardenal Herrera CEU (Valencia) y Master de periodismo de El País.

6

La primera formación artística que recibió Rafael de León fue en Italia, y en España fue discípulo del pintor y escultor Alonso González de Berruquete (c. 1490 – 1561) un reconocido escultor de la época y autor de muchos e importantes retablos, fue también pintor con influencias de Miguel Ángel, es el autor de la sillería del coro de la catedral de Toledo.

Rafael de León refleja en sus obras el plateresco tardío con tendencia a formas barrocas, caracterizadas por el “Horror vacui” (miedo al vacío), éste término lo emplean los que hacen una crítica de la pintura para describir el relleno de todo espacio vacío en una obra de arte con algún tipo de diseño o imagen.

La documentación que se tiene de sus obras son retablos y sillerías de coros como el retablo de Quismondo (1555), dos retablos para Santa Justa de Toledo (1557-58), sillería del coro de San Martín de Valdeiglesias (1567), coro de las Concepcionistas de Toledo (1567), sillería de Santa Clara de Madrid (1580), retablo de Cubas (1582), retablo de San Nicolás de Toledo (1583), retablo de las Ventas con Peña Aguilera (1584), puerta del Perdón de la Catedral de Toledo (1586).

Fue un artista muy cotizado, de todas sus obras solo se conservan el coro de las Concepcionistas de Toledo y el de San Martín de Valdeiglesias, que desde el siglo XIX está en la Catedral de Murcia.

Sus esculturas son muy majestuosas, están en movimiento y separadas por columnas muy estilizadas, sus frisos muy renacentistas están decorados con mascarones, jarrones y medallones. El monumental retablo de las Ventas con Peña Aguilera, destruido en 1936, medía 12 metros de alto. (Blog de Maríano Esteban Caro).

6

Su nombre aparece ligado a su maestro Juan de Borgoña y a otros pintores como Pedro de Cisneros (?? – 1546) y Francisco Comontes (?? – 1565).

En sus primeras obras como las del monasterio de Guisando (El Tiemblo, Ávila), en las que se muestra una gran influencia de Juan de Borgoña (1494 – 1536) en composiciones, tipos y en la minuciosidad del dibujo, y también algunas reminiscencias decorativas de Pedro Berruguete.

Influenciado por formas renacentistas del círculo de Rafael, de Leonardo y sus discípulos, recibidas posiblemente de grupos valencianos.

Bajo estas premisas en la década de 1540 realiza obras como el conjunto de San Martín de Valdeiglesias (Madrid), el de Santiago del Arrabal y el de la iglesia de San Nicolás (ambos en Toledo) o el retablo de Herrera del Duque (Badajoz).

La mayoría de las cuarenta y una obras del artista en el Museo del Prado proceden de sus más importantes empresas: los retablos del monasterio Jerónimo de Guisando (El Tiemblo, Ávila) y del cisterciense de San Martín de Valdeiglesias (Madrid). Desmembrados, pasaron por el Museo de la Trinidad antes de llegar al Prado.

7

Artículo de Rafael Fraguas de Pablo (1949) periodista, sociólogo y escritor, miembro de la plantilla fundacional del diario El País. El reportaje se publicó el 12 de febrero de 2004 en la sección Madrid “Un monasterio del siglo XII, regalado al pueblo”.

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