4ta. parte
Estudio Palladio, Scamozzi arquitectos
Podría pensarse que Andrea no solo había ganado a Sebastiano Serlio el concurso de la basílica, sino que lo logró utilizando un recurso arquitectónico muy utilizado en el Renacimiento y luego en el neoclásico, que consistía en combinar arcos de medio punto con vanos adintelados y que llevaba el nombre de Sebastiano Serlio, es decir, “ventana Serliana”, ya que fue el primero en dar una base teórica a esta forma.
Es una impronta que aparece como arco de triunfo, utilizada en portadas y logias, sus laterales están adintelados y son más bajos.
Entre tantos y tantos ejemplos, podía verse en la portada del Palacio de Carlos V situado en la colina de la Alhambra en Granada realizada por Pedro Machuca en 1527.
Pero, podríamos también pensar que la fuente de inspiración de Sebastiano podría haber sido la Villa Adriana (125-134 DC) en Tivoli, así como en el templo de Adriano (130 DC en Efeso, Turquía, donde se lo llamaba también “arco Siriaco”.
Más tarde es Bramante quien lo utiliza en Sta. María Del Popolo (1507-09) en Roma,
Cuando un admirador de Andrea Palladio como Iñigo Jones lo difunde en Inglaterra, ya lleva el nombre de “arcada Paladiana”.
Lord Burlington en el siglo XVIII le añade un arco exterior para recoger los tres huecos.
En los “Cuatro libros de arquitectura”, testamento arquitectónico y la herencia que nos legara Andrea, editado en Venecia en 1570 escribió “…la siguiente obra, ha sido comenzada por los condes y hermanos Francesco y Ludovico Trissino, en Meledo, villa de Vicenza. El sitio es bellísimo, porque está en una colina, bañado por un agradable arroyo, y…en medio de una espaciosa llanura, y al lado…un camino bastante frecuentado”.
Ya había realizado para ellos un palacio en Vicenza, en Contro Riale, además de una casa suburbana.
Cuando se entra en Sarego, nombre actual de Meledo, y girando a la derecha, nos detiene una puerta reja, y un cartel donde se lee Villa Trissino. Arch A. Palladio (1540-1547).
Mientras entramos creemos oírlo leer su capítulo XII, de sus libros: “Las casas de la ciudad son realmente de mucho esplendor y comodidad para el gentilhombre, teniendo que vivir en ellas todo el tiempo que le haga falta para la administración de la república y gobierno de las propiedades…y además por el ejercicio que en el campo se suele hacer a pie y a caballo, el cuerpo conservará más fácilmente su salud y vigor….el ánimo se repondrá y tranquilamente podrá dedicarse a los estudios de las letras y a la contemplación… Al elegir el sitio para la casa de campo se deben tener en cuenta todas aquellas consideraciones que se hacen al elegir el sitio en la ciudad, puesto que la ciudad no es más que una casa grande, y por el contrario, la casa una ciudad pequeña”.
El grabado que vemos en su tratado nos da la imagen de una estructura imponente, de varios niveles, el desarrollo de un complejo romano. Llama la atención las dos barchesse con columnas toscanas.
Al no estar terminado, nos pude hacer pensar que fue el desarrollo de una villa grandiosa que “navega” en la orografía ondulante del pueblo de Meledo. Hoy al lado de una iglesia parroquial desde donde se disfruta las vistas desde una colina. Podemos suponer una hipótesis teórica imaginada para un sitio real.
Durante más de 7 años, la familia de Livia Pertile y su marido Antonio Ognisanto recuperaron la barchesse que está al lado del río Guá y que posee una torre, una acción fundamental ya que el complejo estaba reducido a un estado de abandono y su conservación en peligro.
Un día, el hijo de Antonio entra en la cocina de la planta baja donde me alojé, lo saluda, y se va. Antonio, enorme en su aspecto y su afecto, mira el suelo, y comienza a llorar, silencioso, lentamente, tristemente. Su hijo se va a estudiar a Milán, y el allí, en el palacio inconcluso de Palladio, 4 siglos y poco más, Antonio vive su pena. Me acerco, lo abrazo, le digo que sé lo que sucede, lo viví. Ese día, sentado en mi mesa, comenzamos a entendernos en distintos idiomas con un solo sentimiento. El premio, recorrer, los espacios aun no restaurados, la torre, el colmenar, la grandiosidad de lo que pocas veces el hombre puede representar, como lo hizo Bach, como tantos pocos otros.
Antonio me explicó que el techo de la última estancia, bajo la torre la pintó Eliodoro Forbicini (1533-..) de la escuela de Veronese, que sobresalió con sus grotescos.
La pintura grotesca, se refiere a lo extraño, misterioso, magnífico, fantástico, horrible….se utiliza como calificativo de formas extrañas, distorsionadas. También a un estilo extravagante. Me dice que son muy admiradas dos habitaciones que realizó en el Palazzo Canova. Esto también nos une.
Todos dicen que la enorme reputación de Andrea Palladio, en sus inicios, y muchos más después de su muerte, se ha basado en su enorme habilidad como diseñador de villas.
Éstas fueron necesarias debido a la guerra de la llamada Liga de Cambrai, que provocó una enorme destrucción de casas en los 8 años ((1509-1517) en los que se enfrentaron Francia, los Estados Pontificios y la República de Venecia, a los que se les unieron en forma intermitente España, el Sacro Imperio Romano Germánico, Inlaterra, Escocia, el Ducado de Milán, Florencia, el Ducado de Ferrara y Suiza.
El Papa Julio II crea una liga anti veneciana que llaman la Liga de Cambrai, cuyo objetivo era contener la influencia veneciana en el Norte de Italia.
No solo resultaron dañadas las casas, junto a ellas también sufrieron las infraestructuras rurales.
La recuperación fue lenta y llega el año 1540, que es cuando crece el mercado urbano de los productos alimenticios y la decisión política de liberar a Venecia y el Véneto, de la dependencia del cereal que provenía del exterior, especialmente el que provenía del peligroso y amenazante imperio otomano. Se invirtió en agricultura y en estructuras, así como en irrigación y drenajes. Los latifundistas invertían y al mismo tiempo crecían tanto sus parcelas como su riqueza.
Existía la necesidad de un nuevo tipo de residencia rural. Algunos pretendían tener un gran palacio en el campo, casi como el de la ciudad, ese fue el caso de la enorme villa da Porto en Thiene, otros tenían la idea de casas o villas más pequeñas para establecer una presencia social y política en el campo y se las adaptó para el reposo, la caza y evitar vivir en las “malsanas ciudades”.
No menor era la pretensión de impresionar a vecinos y huéspedes, muchas veces importantes socialmente, y otras económica y políticamente. Palladio dio respuestas a estas necesidades, y de qué manera!
Imagino a Andrea, pensando que debía documentar de entre todas sus obras aquellas que podrían ser un modelo por los siglos de los siglos, de un referente y un festejo a la buena arquitectura.
Ese, debió ser su objetivo, y me lo imagino con el mismo empeño, con que 152 años más tarde, en 1722 Johann Sebastián Bach escribiera el clave bien temperado (templado), para demostrar que otra afinación o temperamento era posible. Se alejaba así de las formas de afinación pitagóricas o las de Aristógenes.
Ambos tomaron los elementos preexistentes para crear y producir espacios para una mejor vida.
Seguramente alguien dijo, y si no lo dijo, podemos decirlo nosotros: Son genios, saben, que deben dejar referentes, claras señales que permitan a los demás seguirlas.
Y estoy seguro que Andrea escribía con ese propósito en sus Cuatro libros de arquitectura, sobre esta villa: “…la siguiente obra, ha sido comenzada por los condes y hermanos Francesco y Ludovico Trissino, en Meledo, villa de Vicenza».
«El sitio es bellísimo, porque está en una colina, bañado por un agradable arroyo, y…en medio de una espaciosa llanura, y al lado…un camino bastante frecuentado. En lo alto de la colina ha de estar la sala, redonda, rodeada por las habitaciones, pero ha de tomar la luz por encima de ellas».
«En la sala hay algunas medias columnas que sostienen un balcón al que se entra por las habitaciones de arriba…debajo…están las cocinas, los tinelos y demás lugares. Y como cada lado tiene vistas bellísimas, hay cuatro logias, de orden corintio, sobre cuyos frontispicios surge la cúpula de la sala. Las logias, en semicírculo, tienen un aspecto muy grato. Más abajo, y ya casi en lo llano. Están las bodegas, los establos, los graneros, la vivienda del capataz, y otras dependencias para los trabajos de campo. Las columnas de estos pórticos son de orden toscano, junto al arroyo, en los ángulos del patio, hay dos palomares”.
En muchos casos, además de escribir y comentar sus proyectos, los construía.
Arq. Hugo Alberto Kliczkowski Juritz
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Artículos sobre Palladio
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