Viaje al «Fin del Mundo». 1a parte

Viaje al Fin del Mundo

Tierra del Fuego

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Mi relación con el sur del continente americano, comienza en Febrero de 1972 con un viaje realizado con mi amigo Edgardo Minond a bordo de un Citroën 2CV del año 1964, continua con un viaje en el año 2016 y otro en el 2022.

Esta parte la Patagonia estuvo ocupada por los Selknam y la llamaron Karukinka (nuestra tierra), aunque su actual nombre se debe a las fogatas que los primeros navegantes avistaron, y que servían para protegerse del frio.

Quizás estaban asando el riquísimo Corderito Fueguino.

Corderito fueguino

Buscando, en su enorme sabiduría, di con Eduardo Galeano, que escribe en su Memoria del fuego (1) acerca de los Taínos (que son habitantes de las Antillas, bastante  lejos de la Tierra del Fuego, pero que me encanta citar), hablaban en arawak, llamaban al arco iris “serpiente de collares”, al cielo le decían “mar de arriba”, al rayo “el resplandor de la lluvia”, al amigo lo llamaban “mi otro corazón”, y al alma “el sol del pecho”. La lechuza era “ama de la noche oscura”, al bastón, los ancianos le decían “nieto continuo”, y no decían perdón, decían “olvido”.

“La hierba seca incendiará la hierba húmeda”.

(Proverbio africano que los esclavos llevaron a las Américas)

Felipe Pigna (1959) menciona en “Los mitos de la historia Argentina 1”, que el piloto portugués y explorador Fernào de Magalhàes españolizado como Fernando de Magallanes (Sabrosa 1480 – 1521 Isla de Mactán) junto al financista de la expedición el comerciante Cristóbal de Haro (Burgos ¿- 1541 Burgos), de una familia de origen posiblemente judío, que tenían sedes comerciales en varias ciudades de Europa, llegaron a la bahía de San Julián, en la actual Provincia de Santa Cruz en marzo de 1520.

El cronista de la expedición, el italiano Antonio Pigafetta (Vicenza 1490 – 1534 Ibíd.) (2) menciona a un hombre de una altura gigantesca, “…tan alto que con la cabeza apenas le llegábamos a la cintura…” y su conclusión es que de aquí deriva la denominación de toda la zona sur argentina, la Patagonia, los hombres de Magallanes llamaron “patagones”, a esos habitantes. (3)

Antonio Pigafetta fue un marino y cronista italiano que acompañó como “lenguaraz” y “cartógrafo a Hernando de Magallanes en su viaje alrededor del globo, siendo uno de los pocos que sobrevivieron a la larga travesía, Originario de la ciudad de Vicenza, hoy su casa natal se ha convertido en una visita turística. Publicó en Venecia en 1536 “Relazione del primo viaggio intorno al mondo”, en 1899 se editó en Madrid una traducción.

El pueblo que vivió hace miles de años en el archipiélago de las islas del sur de Tierra del Fuego, se llama Yagán o Yámana.

El territorio se extendía desde Onashaga (Canal de Beagle) hasta donde “la tierra se acaba” (Cabo de Hornos).

Víctor Vargas Filgueira (Ushuaia 1971) descendiente Yagán, habla de su pueblo en su libro “Ahua Saapa Yagan” (Mi sangre Yagán). (4)

Actualmente ejerce de guía en el Museo del fin del Mundo en Ushuaia y es un respetado artesano, cuenta en su libro que su idioma está compuesto por 30.000 palabras, pero Charles Darwin (Shrewsbury 1809 – 1882 Down House), que apenas los vio en 1834 desde la cubierta del Bergantín Beagle (5), los describió ignorando como realmente eran “desdichados salvajes de talla escasa, con el rostro cubierto de pintura blanca, la piel sucia y grasienta, los cabellos enmarañados, la voz discordante y los gestos violentos”.

“Sin embargo las comunidades yaganes de Ukika y Ushuaia, pueblos ancestrales que supieron vivir durante milenios adaptándose a un medio climático muy riguroso, compartiendo con los suyos los recursos de la naturaleza, hasta la llegada de los aventureros y colonizadores, que traían “su civilización” que terminó con su forma de vida y su existencia nómade”.

HMS Beagle

Narra Filgueira que era una sociedad igualitaria donde sus integrantes trabajaban y decidían sus acciones comunitariamente. Sus complejas ceremonias rituales como el Chiejaus y la Kina solo fueron revelados al antropólogo alemán Martín Gusinde en 1919, forman parte de su cultura ancestral.

Desde la alimentación, a los estados de ánimo y los avatares del día a día, por su estilo de vida comunitaria, los Yaganes compartían todo. (4)

En el choque con los colonizadores sufrieron una elevada mortandad, su población se diezmo, pasando de varios miles a unos cientos de sobrevivientes.

Cuando los gobiernos de Chile y Argentina comenzaron a explorar Tierra del Fuego a fines del siglo XIX, “la población indígena rondaba las 10.000 personas, 50 años después, debido a enfermedades, dislocaciones, munificencias y sobreexplotación de sus fuentes tradicionales de alimentación, sólo quedaban 350 indígenas” (datos del periódico Santiago Times del 13 de Abril de 2005).

La llegada de los conquistadores españoles en 1492, trajo consigo lo que la periodista argentina Marta Gordillo calificó como “el peor genocidio en la historia”.

“Con la llegada de los conquistadores comenzó el exterminio de millones de indígenas de América del Sur y la destrucción de todas las culturas de este lado del Atlántico”. «No hay nada que celebrar el 12 de octubre…más que la muerte y la destrucción cultural de la conquista».

“A pesar que los conquistadores llegaron hace 530 años, su crueldad es un legado continuo…las poblaciones indígenas siguen siendo víctimas de prejuicios y racismo generalizado”.

Armando Braun Menéndez (Punta Arena 1898 – 1986 Buenos Aires) “Era tan miserable su contextura física, que no pudieron soportar ni su propio clima”.

Arnoldo Canclini “Los Yaganes desaparecieron en especial por epidemias desde mucho antes del establecimiento definitivo de gente de origen europeo…también por la variación de su alimentación y una infertilidad consecuente”.

“…Aunque en Ushuaia la vida tenía mucho de rutinario… El horario cotidiano cambió varias veces durante los años, pero podemos dar como ejemplo el que regía para el verano de 1876. Todos se levantaban a las cinco menos veinte y, antes de desayunarse a las seis, los misioneros dedicaban un rato a la lectura de la Biblia y a la oración en conjunto. A la hora citada, tocaba una campana para llamar a los indígenas quienes, luego de comer, se dedicaban a sus trabajos. Algunos cuidaban las cabras y vacas que se utilizaban para el consumo y otros cultivaban las huertas que todos tenían detrás de su casita. En algunas ocasiones, se construían cercos o caminos… De nueve a diez, se celebraba un culto para implorar la bendición divina durante el día y luego se daba alguna enseñanza a los hombres y mujeres, que después volvían a su trabajo. A la una de la tarde otra campana llamaba a almorzar y de dos a cinco y media se trabajaba nuevamente. Los sábados a la tarde y los domingos eran días de descanso. Los indígenas recibían pago por su trabajo, no en dinero, sino en ropas, alimentos y útiles. De la misma manera se les pagaba las pieles de zorro o nutria que algunos traían desde lejos. Para mayor seguridad sólo se daba al indio parte del valor presumible de la pieza; luego se enviaba a las Malvinas, donde las vendía un comerciante llamado Jorge M. Dean, amigo y colaborador de la Misión, y si lo que éste pagaba era más de lo que se le había dado al portador, se le entregaba dicho excedente. Inclusive figuran casos de pago extra…”. (6)

Continuará………..

 Notas

1

Memorias del fuego. México, Siglo XXI, 1993. Eduardo Galeano

Primera edición en español, mayo de 1982 Decimonovena edición (sexta de España), octubre de 1991. ISBN 84 323 0439 5 (Obra completa).

http://resistir.info/livros/galeano_memoria_del_fuego_i.pdf

2

http://redmundialmagallanica.org/wp-content/uploads/2015/09/PIGAFETTA-Primer-viaje-alrededor-del-mundo.pdf

3

El nombre “Patagones”, evocaba al Gigante Patagón, personaje de ficción del libro “Pigmaleón”, una  novela de caballería publicada en Salamanca en 1512, bajo el nombre de “Libro segundo de Palmerín”, continuación de “El libro del famoso y muy esforzado caballero Palmerín de Olivia”, escrito por Francisco Vázquez.(Felipe Pigna, Los mitos de la historia Argentina 1, (2009-2019) Planeta ISBN 978-987-580-947-5

4

Mi sangre Yagán. Ahua Saapa Yagan. Victor Vargas Filgueira. Editorial La Flor Azul, 2021 ISBN 978-987-47731-5-9.

5

El HMS Beagle fue un bergantín de la clase Cherokee de la Marina Real británica botado en el río Támesis en 1820. Tenía 27,5 metros de eslora; 7,5 metros de manga; 3,8 metros de calado; diez cañones; 235 toneladas de carga; y una tripulación de ciento veinte hombres. Fue el primer barco en navegar bajo el nuevo Puente de Londres.

Adaptado participó en tres expediciones, la segunda estuvo bajo el mando del comandante Robert Fitz Roy que llevó al joven Charles Darwin.

En el verano de 1834 un joven Charles Darwin anotaba en su diario: “esos desdichados salvajes tienen la talla escasa, el rostro repugnante y cubierto de pintura blanca, la piel sucia y grasienta, los cabellos enmarañados, la voz discordante y los gestos violentos. Cuando se ve a tales hombres, apenas puede creerse que sean seres humanos, habitantes del mismo mundo que nosotros”. Estas despectivas palabras de Darwin, trataban de describir a un grupo de yaganes, avistados a duras penas desde el puente del bergantín «Beagle» en las cercanías de las islas Wollaston.

6

http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/tn16.pdf

Viaje al Fin del Mundo

Tierra del Fuego

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2ª parte http://onlybook.es/blog/viaje-al-fin-del-mundo-2a-parte/

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