La pirámide actual, acceso al Louvre, del arquitecto Pei, se construyó ahora, pero la idea viene de lejos, de muy lejos…
Intuimos que no es nada fácil intervenir en el Museo más visitado del mundo, cada año 9 millones de personas desean conocer (recorriendo su superficie de 160.000 m2, las 35 mil obras de arte que se exhiben de entre las más de 300.000 que posee el Museo, desde la antigüedad hasta 1848.
Fue un Castillo Medieval, que se fue transformando en Palacio Real con la intervención renacentista del arquitecto Pierre Lescot, (1510 – 1578).
Lecost que fue nombrado por el rey Francisco I (1494 – 1547) mecenas y protector de las artes, para realizar el ala sur-oeste de la plaza principal.
Años mas tarde se efectuaron los cambios barrocos realizados por Claude Perrault (1613 – 1688), que era arquitecto, físico, mecánico, médico y miembro de la Academia de Ciencias
En 1793 se convierte en una gran escuela de Arte para artistas y estudiosos, más tarde se permite el acceso al público en general.
La Pirámide del Louvre, es una pirámide de vidrio laminado, acero y aluminio de 200 toneladas, que está en el centro del “Cour Napoleón” del Museo del Louvre de Paris.
Tiene una altura de 21,64 metros sobre una base cuadrada de 35,42 metros de lado. La conforman 603 rombos (con 2100 nodos y 6000 barras) y 70 triángulos de vidrio (de 21 mm de espesor).
Su primera inauguración la realizó el presidente François Mitterrand (1916 – 1996) en marzo de 1988, que fue quien la encargó en 1983 al arquitecto Ieoh Ming Pei (1917 – 2019).
Mitterrand desarrolló un ambicioso plan de proyectos arquitectónicos, entre ellos la renovación del Museo del Louvre, para ello nombra a Émile Biasini (1922 – 2011) para que lo supervisara.
Biasini invita a Pei a formar parte de un grupo de trabajo.
Éste realiza varios viajes secretos, para estudiar la viabilidad de los cambios, que serían cambios que modificarían el funcionamiento del Museo.
El equipo de los arquitectos Pei, Cobb, Fred & Partners eran conscientes que “La historia de Paris estaba incrustada en las piedras del Louvre”.
Su propuesta de la pirámide, quizá fuera un guiño al arquitecto André Le Nôtre (1613 – 1700) y una referencia a los planos facetados de las cubiertas del Museo.
André Le Nôtre, había trabajado durante 55 años al lado del rey Luis XIV diseñando los jardines del Palacio de Versalles, del Palacio de Vaux-le-Viconte y de Chantilly.
Pero el interés de Pei en Le Nôtre, era su desarrollo de la perspectiva y las ilusiones ópticas.
En 1889 se proponían varios proyectos conmemorativos para festejar el centenario de la Revolución, entre ellos el arquitecto Louis Ernest Lheureu propone como utopía arquitectónica, una pirámide ciclópea estilo neo-azteca.
Un zócalo esculpido y una serie de pequeñas columnas en diferentes niveles.
Con escaleras y grupos escultóricos.
Le suma un templo circular (referencia al “tempietto de Bramante”), formas universales de diferentes civilizaciones, puso el circulo, el semi circulo, el triángulo, y por si algo faltaba, ciertos ordenes europeos.
Lheureu era alumno de Labrouste, cercano a las ideas del arquitecto, arqueólogo y escritor Eugéne-Emmanuel Viollet-le-Duc (1814 – 1879). Le interesaban sobre todo sus «restauraciones» interpretativas de los edificios medievales. En 1881 había diseña do la escuela preparatoria del Colegio Sainte-Barbe en pleno Barrio Latino.
Bernard François Balzac (1746 – 1829) en 1809 escribe en “Informe sobre dos grandes obligaciones a cumplir por los franceses” donde señala que una era construir una pirámide en el patio del Louvre, como un monumento de reconocimiento al emperador Napoleón.
Nada es fácil en esta vida, ni siquiera para Pei.
Hubo muchas posturas contrarias a la construcción de la pirámide, como la renuncia del director del Museo André Chabaud, o la oposición pública y de críticos que opinaba que Mitterand desde su despotismo quería construir en Paris “este artilugio gigantesco, ruinoso y atroz”.
Desde una óptica nacionalista se publicaba: “Es sorprendente que se busque a un arquitecto chino en América para tratar con el corazón histórico de la capital francesa”.
El periódico Le Figaro criticó con vehemencia el diseño de Pei,
El periódico France Soir fundado en 1944 vinculado a la Resistencia Francesa durante la 2nda Guerra Mundial titulaba “El nuevo Louvre causa ya escándalo”.
El historiador de arte y profesor emérito de la Universidad de Ginebra Pierre Vaisse (1938) escribía desde Le Figaro: “Grado cero de arquitectura”
El novelista y ensayista miembro de la Academia Francesa Jean Dufourd 1920 – 2011) hizo un “llamado a la insurrección”.
El historiador del arte André Fermigier (1923 – 1988), escribió un violento editorial titulado “El Circón”, comparando la pirámide con una “casa de los muertos”, con un “embudo”, con un objeto salido “Disneylandia”, o de cualquier otro “parque de atracciones”.
La prensa daba a François Mitterrand el apodo de “Mitteramsès o Tontonkhamon”
El ex secretario de Estado para la Cultura Michel Guy (1927 – 1990) crea la “Asociación para la renovación del Louvre”, para luchar contra el proyecto de la “pirámide de vidrio”.
Pei respondía acerca de la pirámide «la gente tiende a confundir la forma de la pirámide del Louvre con la de Egipto… no es exacto: la pirámide egipcia es enorme; en segundo lugar es sólida, es de piedra; es un lugar para los muertos. La pirámide en el Louvre es lo opuesto: es de vidrio, es transparente, es para los vivos».
Le Nouvel Observateur, contraatacó en marzo de 1985 con una serie de artículos apoyando el proyecto del arquitecto Pei con textos del escritor, crítico literario y teatral Guy Dumur (1921 – 1991) y de Yves-Charles Rivière.
En la sección Opinión escribía “Vive la pyramide”.
Un periodista escribió en Le Quotidien de Paris: “La tan temida pirámide se ha convertido en adorable”.
Muchos otros apoyaron la idea (como el director, compositor y pedagogo Pierre Boulez (1925 – 2016) y Claude Pompidou (1912 – 2007) viuda del presidente Georges Pompidou.
El en ese entonces alcalde de París Jacques Chirac (1932 – 2019) ordenó en Mayo de 1985 realizar una maqueta en escala de la pirámide. Más de 60 mil personas la vieron durante los 4 días que estuvo expuesta. Finalmente se llegó al acuerdo de construirla, incluyendo la realización de un gran aparcamiento subterráneo para que los autocares de turismo dejaran libre las orillas del Sena.
Pei dijo que su experiencia había sido agotadora, “Tras el Louvre pensé que ningún proyecto sería demasiado difícil”.
Asi decía de la que sin duda es su obra más famosa.
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