El Principio de «El Principito»

Antoine de Saint- Exupery

El piloto narra sus ensoñaciones, de un pequeño príncipe que habitando un planeta pequeñísimo también habita el inmenso universo de su imaginación.

«Todas las personas mayores han comenzado por ser niños, aunque pocas lo recuerden. Prólogo de El Principito

Escribe  Alvaro Abós (1)

“Cuando decidí contar la vida de Antoine de Saint-Exupéry de los 16 meses que vivió en la Argentina, comprobé que ninguna de las muchas biografías que se le han dedicado, acertaba a descifrar lo siguiente… fue aquí cuando llegó a un momento de la vida que no todos alcanzamos”.

“El momento en el que alguien descubre la verdad sobre sí mismo y adquiere su auténtica identidad, descubre al amor de su vida y de su destino”

En la Argentina, Saint-Exupéry supo que sería hombre, piloto, escritor y amante”.

Antoine de Saint- Exupery

Esta historia podría comenzar cuando la empresa Aeroposta Argentina, creada en 1927 y de capital francés, decide instalar su sede en Buenos Aires.

Era filial de la Compañía General Aeropostale (germen de lo que luego sería Air France), una empresa de aviación pionera que operó desde 1918 hasta 1933. Su primer nombre fue  Société des lignes Latécoère, o simplemente “La Linea”.

Marcel Blatche instala Aeropostale en la localidad de Pacheco, años más tarde cuando se transforma en Air France, sería su jefe de escalas.

Transportaba correspondencia y paquetería desde Argentina hacia Santiago de Chile y Asunción del Paraguay, para dichas rutas tenía contratados a pilotos franceses y argentinos.

Al decidir ampliar sus rutas, contrata a Antoine de Saint-Exupéry como director técnico y encargado de organizar una nueva ruta al sur que ligara Buenos Aires con Río Gallegos, haría escalas en Bahía Blanca, San Antonio Oeste, Comodoro Rivadavia y Puerto Santa Cruz.

El Principito llega a la Argentina

Escribe a su amigo, el piloto argentino Rufino Luro Cambaceres (1895 – 1970)“…Cuántos y cuántos recuerdos del trabajo común. Los viajes al Sud, la construcción de “La Línea”, los vientos de Comodoro Rivadavia, las fatigas, las inquietudes y las alegrías que he compartido con usted… Me encontraba en la Argentina como en mi propio país. Me sentía un poco vuestro hermano y pensaba vivir largo tiempo en medio de vuestra juventud tan generosa…”

Era 1931, cuando Rufino Luro Cambaceres dirigía Aeroposta Argentina.

Es el año que Rufino realiza otra proeza, aterriza en Ushuaia haciendo escala en Rio Grande.

Saint-Exupéry llega a la Argentina para hacerse cargo de su trabajo el 12 de octubre de 1929, permanece en la Argentina 16 meses, hasta el 1º de febrero de 1931, y vive en el departamento 605 de la Galería Güemes, sobre la calle Florida.

En las rutas argentinas de Aeroposta, descollaron tres aviadores que figuran con honores en la historia de la aviación francesa:

Jean Mermoz (1901 – 1936)

Henri Guillaumet (1902 – 1940) y

Antoine de Saint-Exupéry (1900 – 1944)

Los tres murieron en accidentes aéreos.

El vuelo inaugural de Bahía Blanca a Comodoro Rivadavia, lo realizan Saint Exupéry con Mermoz en un monoplano Late 25 y 28. En su flota también utilizaban aviones Laté 24 sin cabina.

Aerolíneas Argentinas

En mayo de 1949 se crea Aerolíneas Argentinas, al fusionarse Aeroposta Argentina con las empresas Aviación del Litoral Fluvial Argentino, Flota Aérea Mercante Argentina y Sociedad Mixta Zonas Oeste y Norte.

En su etapa en la Argentina, Saint-Exupéry va a desafiar su pasado familiar, es hijo de un vizconde, su familia, aunque ha perdido recursos y “está venida a menos”, tiene un linaje que se remonta a la Edad Media.

Fue el tercero de cinco hijos, tuvo tres hermanas y un hermano, quien falleció a los 15 años de fiebre reumática. Antoine le acompañó en su lecho de muerte; su impresión de este suceso fue plasmada en el final de «El Principito».

Siempre mantuvo un vínculo indestructible, y a veces conflictivo con su madre.

En una de sus cartas, a las que nunca pondría fecha, le pide que en los sobres no ponga la palabra “Conde” antes de su nombre”.

Se dedica a sus pasiones, piloto y escritor, conoció apasionadamente la Argentina y escribió que “…los meses que he pasado en la Argentina habían sido los mejores de su vida”.

Sus amigos lo definían como un hombre alto, grueso, casi calvo, de andar bamboleante, se podría decir que era poco agraciado. De nariz respingona y ojos saltones, de frente amplia y cierto aspecto de melancolía, tenía algo infantil en el rostro.

Rufino Luro Cambaceres, piloto y gran amigo de Saint-Exupéry, lo retrató: «…ancho de espaldas, sus brazos colgando a lo largo del cuerpo, con un caminar cuya marcha se hacía ondulante, semejaba el caminar de un oso».

Sin ser misógino, no tenía mucho éxito en el campo amoroso, y le aguardaba en Buenos Aires una larga soledad afectiva, sólo aliviada por ciertas relaciones profesionales, a las que tenía fácil acceso pues le pagaba muy bien la compañía aérea para la que trabajaba.

Accidente de Henry Guillaumet

La odisea andina de Guillaumet inspiró al autor de «El Principito» en su libro «Tierra de hombres», tema que fue llevada al cine por Jean Jacques Annaud (1943) en «Alas de Coraje».

Henri Guillaumet, que como mencioné era un héroe de la aviación francesa, unía Francia con América del Sur.

En 1927, Guillaumet había sido seleccionado para trabajar en el servicio postal que unía a Mendoza con Santiago de Chile. Solamente en 3 años, entre 1927 y 1931 cruzó los Andes en casi 400 ocasiones.

Fue muy amigo de Antoine de Saint-Exupéry, por entonces jefe de tránsito de la compañía.

El 13 de junio de 1930, el piloto partió de Santiago en su biplano Potez 25 F-AJDZ.  Sobrevolando la cordillera, fue sorprendido por una tormenta de nieve a la altura del volcán Maipo que lo obligó a realizar un aterrizaje forzoso cerca de las congeladas aguas de la Laguna del Diamante, en la provincia de Mendoza.

Durante seis días, con las pocas provisiones que llevaba a bordo, Guillaumet caminó sin rumbo, hasta que fue encontrado por un labrador.
Los diarios de la época dedicaron una gran cobertura a la búsqueda del aviador, en ella participó el propio Saint Exupéry junto con los grupos de rescate.

Guillaumet murió diez años más tarde, en 1940, en un combate aéreo sobre el Mediterráneo, durante la Segunda Guerra Mundial, como veremos le sucedió seguramente a Saint-Exupéry.

“Entre mi hijo y yo la Luna”

La historia de Henri Guillaumet  me hacer recordar cuando nos propuso el artista, pintor, escultor y diseñador uruguayo Carlos Paéz Vilaró (1923 – 2014) hacer un libro de la búsqueda de su hijo Carlos Miguel Páez Vilaró (1953) en la Cordillera.

En Octubre de 1972, los rugbiers del Colegio Old Christians de Montevideo, durante su gira deportiva a Chile tuvieron un accidente, al estrellarse su avión en la Cordillera de los Andes.

Solo sobrevivieron 16 de los 45 pasajeros, cuando los descubrieron habían pasado 3 meses del accidente.

Aquella tragedia ocurrió en Malargüe, también en Mendoza, a unos 150 kilómetros del lugar donde sobrevivió Guillemaut.

Al conocer la noticia, Páez Vilaró se trasladó al lugar de la tragedia y se sumó al operativo de búsqueda y rescate organizado por el gobierno chileno.

Luego de ocho días de rastreos infructuosos, se dio por muertos a los accidentados.

Páez Vilaró no se dio por vencido: en una época de grandes tensiones políticas en Chile reclutó a voluntarios, consultó a videntes y rabdomantes y se internó en las montañas en la búsqueda desesperada de su hijo.

El libro tuvo el título de “Entre mi hijo y yo la Luna”, Carlos, nos comentaba que cuando veía la luna, sabía que era la misma que veía su hijo, de quien estaba seguro, estaba con vida.

En uno de nuestros tantos encuentros en Casa Pueblo en Punta del Este, Uruguay, le propusimos que incluyera sus hermosos dibujos en cada capítulo del libro.

Carlos accedió, el libro tuvo gran aceptación y  muchas re ediciones.

Fui con Carlos Paéz Vilaró a presentar el libro a Chile, donde se hicieron (como esperábamos), muchas entrevistas televisivas y en medios de prensa.

Recuerdo la de Mario Luis Kreutzberger Blumenfeld (Don Francisco 1940), en un programa de TV famoso, “Sábados Gigantes”.

El libro lo editamos con el sello “Espacio Editora” con Silvia Wladimirski y Guillermo Kliczkowski.

Años más tarde, a pedido de Paéz Vilaró, le cedimos los derechos del libro a título gratuito, y pudo hacer acuerdos en varios idiomas, con Planeta entre otras editoriales.

La vida de Antoine

Antoine de Saint-Exupéry (Antoine Marie Jean-Baptiste Roger Conde de Saint-Exupéry), nació en Lyon el 29 de Junio de 1900 y falleció a los 44 años cerca de Marsella sobre el Mar Mediterráneo un 31 de Julio de 1944.

Huérfano de padre desde los 4 años, se crió en el entorno femenino de una familia aristocrática, con su madre, que trabajaba de enfermera y su tía, vivían en el castillo de sus abuelos maternos en Saint-Maurice-de-Remens. Se educó en las escuelas jesuitas de Villefranche, luego durante la Primera Guerra Mundial, estudió en el Colegio Marianista de Friburgo (1915-1917), por ser Suiza un país neutral.

Al no aprobar el ingreso en la Universidad se matricula en Arquitectura en la Escuela de Bellas Artes. Al poco tiempo abandona Arquitectura, cuando es rechazado en la Escuela Naval, decide a los 21 años ser piloto. Cumplió el servicio militar en las Fuerzas Aéreas francesas en 1921 (2º Regimiento de Aviación de Estrasburgo), al quedar enrolado en el cuerpo de mecánicos se debe pagar sus propias clases de vuelo. Finalmente se diploma de piloto civil.

Lo destinan como subteniente al Grupo de Caza del 33º Regimiento de Aviación.

En un grave accidente se fractura el cráneo y, presionado por la familia de su entonces prometida Louise de Vilmorin, dejó la aviación dedicándose a oficios menos peligrosos, de tipo burocrático, e iniciándose en el periodismo. Es entonces cuando descubre una nueva pasión: la escritura, y comienza con sus primeros poemas y cuentos. Fue piloto de “La Linea”, una empresa que transportaba correo entre Toulouse, Barcelona, Málaga, Tetuán, Sahara Español, hasta las antiguas colonias francesas, que más tarde serían Senegal,

El Grupo Latécoère, tenía su sede en Toulouse, y fue fundada en 1917 por un pionero de la aeronáutica Pierre-Georges Latécoère (1883 – 1943).

Era famosa por sus hidroaviones como el Latécoère 631 de seis motores.

Conocía la ruta Toulouse – Dakar, y sus circunstancias ya que en varias ocasiones debió negociar con fuerzas marroquíes que habían tomado a aviadores como prisioneros.

Por dicha labor, el gobierno francés le condecoró con “La Medalla de la Legión de Honor”.

A finales de 1927.fue destinado como jefe de escala en Cabo Juby, que por entonces estaba bajo administración española.

Está localizado en el noroeste de la costa atlántica de Africa, al sur de Marruecos, frente a las Islas Canarias.

Le Corbusier y Saint-Exupéry

Es conocida la foto, en una fiesta a bordo del barco “Lutetia”, ella de muñeca rusa y el de indígena.

La noche del 12 de octubre de 1929, Le Corbusier y Antoine de Saint Exupéry coincidieron y durmieron bajo el mismo techo del  lujoso hotel Majestic, en la Avenida de Mayo 1302.

A finales de 1920 la asociación “Amigos del Arte”, recibe a Le Corbusier. Tanto la escritora y mecenas  Victoria Ocampo (Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo 1890 – 1979) como la vanguardia porteña, esperaban que con sus conferencias diera una perspectiva a lo que consideraban un Buenos Aires sin futuro.

Soñaban con que Le Corbusier diera a luz una nueva Buenos Aires, que salvara a la Fenicia ciudad convirtiéndola en un Olimpo moderno.

Si alguna duda habría, (tema muy comentado), era cual habría podido ser la relación que mantuvieron Le Corbusier y la cantante y bailarina Josephine Baker “la Venus negra” (Freda Josephine McDonald 1906 – 1975).

La gira de conferencias de Le Corbusier incluyó Montevideo, Buenos Aires y Rio de Janeiro.

Tanto Josephine Baker como Victoria Ocampo le encargaron el diseño de sus casas, ninguna de ellas se realizó, los planos de las viviendas se conservan en la Fundación le Corbusier.

Frases

Metáforas, que son en parte mitad sueño y mitad vigilia, Parte de nuestros pensamientos se alinean con lo que en aquellos momentos nos dijo El Principito

No se ve bien sino con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos

Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan.


Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante.


No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.


Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores.

Los hombres ocupan muy poco lugar sobre la Tierra. Las personas mayores no les creerán, seguramente, pues siempre se imaginan que ocupan mucho sitio.


Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer

Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya.


Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.

Lo que hace bello al desierto es que en algún lugar esconde un pozo.


Tendré que soportar dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas.

Es mucho más difícil juzgarse uno mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte correctamente serás un verdadero sabio.

Las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones.

Su carrera literaria

En su primer relato en 1926  “El aviador”, narra sus recuerdos junto a sus apuntes de vuelo, especialmente sus épicas primeras entregas del correo aéreo al hemisferio sur desde Francia a través de España, Marruecos y Mauritania, a Dakar.

Cuando en 1928 se trasladó a Sudamérica, ya había comenzado su carrera literaria,

En 1929 publicó “Correo del Sur” (Courrier Sud), bajo el sello de Ediciones Gallimard, una editorial con excelentes obras de grandes escritores, y con un prestigio creciente desde su creación en 1919.

En diciembre de 1930, con “Vuelo de noche” (Vol de Nuit), obtiene el premio Femina, por la revista del mismo nombre creada por Pierre Lafitte.

Este premio literario francés, fue creado en 1904 como contraposición al Premio Goncourt. Un jurado exclusivamente femenino, le otorga el premio, había sido entregado en 24 oportunidades, él recibe el premio número 25.

La trama, quizás premonitoria, es la del piloto Fabien que afronta una tormenta en la Argentina. Rivière, su jefe, medita en su oficina, mientras la esposa de Fabien está muy intranquila y desea saber sobre su marido.

La historia de éste héroe, tuvo un enorme éxito de ventas, más de 6 millones de ejemplares en todo el mundo.

En 1939 se edita “Tierra de hombres”, en 1942 “Piloto de guerra”, en 1943 “El Principito” y en 1948 en forma póstuma sus cuadernos de nota en “Ciudadela”.

Conoce a Consuelo Suncín (la incorpora como “La Rosa” en su cuento)

Saint-Exupéry, era soltero y ganaba mucho dinero, llevaba una vida entre divertida y aventurera, haciendo base en el Teatro-Dancing Tabarís, y el Royal Pigall de la Avda Corrientes 825 entre otros lugares de ocio nocturno en Buenos Aires..

Invitado a escuchar una conferencia organizada por los Amigos del arte en la Galería Van Riel de la calle Florida conoció a Consuelo.

Consuelo Suncín-Sandoval Zeceña, nació en El Salvador (1901 – 1979), fue escritora y artista. Ricardo Cárdenas su primer marido, fallece en un accidente de ferrocarril.

A los 22 años va a México donde inicia estudios de Derecho que abandona para seguir Periodismo.

Vive en Francia, donde conoce al diplomático, escritor y periodista guatemalteco Enrique Gómez Carrillo (1873 – 1927), quien escribió alrededor de 80 libros de diversos géneros, especialmente crónicas internacionales. A los 11 meses de la boda, Gómez Carrillo fallece a causa de un derrame cerebral.

Es el año 1927, dueña de una gran fortuna, decide a sus 25 años, afincarse en Buenos Aires, donde obtiene la nacionalidad argentina.

Antoine, se había radicado en Concordia, pues había sido nombrado director de la empresa Aeroposta Argentina, es en uno de sus viajes a Buenos Aires, que conoce a Consuelo.

Consuelo estaba en Buenos Aires para cobrar los sueldos que le adeudaban a su esposo. Había sido amigo personal del presidente Hipólito Yrigoyen (1852 – 1933), quien lo había nombrado Cónsul Argentino en París.

A partir de aquí, la nota romántica, amorosa y divertida… Al verla, Antoine se enamoró, y esa misma noche la invitó a volar, por lo que fueron al aeropuerto de Pacheco y (dicen) que montaron en el Laté 24 que tenía 2 asientos, para el piloto y el copiloto.

Sobrevolando el río de la Plata le dijo:

-O usted me da un beso o nos estrellamos los dos… (Creo dadas las circunstancias y mi apego a la vida , hasta yo le hubiese dado un beso).

Y el aviador, ya embriagado acelerando continuó

–Quiero casarme con usted. O me da el sí o nos hundiremos en el río.

Esa noche terminó en el departamento de la Galería Güemes. (Ya aquí sé que hubiera hecho yo, porque antes de ir al departamento, ya había aterrizado…)

Fue un amor apasionado, juntos se peleaban y separados se añoraban, tuvieron otras parejas, pero para volver a juntarse. El la retrató en “El principito”,  Consuelo es “La Rosa”, con la que dialoga el protagonista.

“Los escritores tramposos crean personajes perfectos: exageradamente felices y heroicos, o exageradamente desdichados y vapuleados. Escriben historias para un teatro de marionetas. Creen que los personajes les pertenecen, pero los personajes solo pertenecen a la propia historia». A «Cielo Abierto».

Volviendo a Antoine

Época de turbulencias financieras, el crack de la Bolsa neoyorquina de fines de 1929 llevó a pique, entre otras tantas compañías a Aeropostale.

A partir de 1931, la progresiva bancarrota de la Aéropostale puso término a uno de los capítulos más épicos de los pioneros de la aviación, aunque todavía se extenderían sus hazañas hasta la revolución aeronáutica provocada por la Segunda Guerra Mundial. ​

A partir de 1932, y dadas las dificultades de su empresa, Saint-Exupéry se consagró al periodismo y a escribir.

Antoine y Consuelo dejaron el Río de la Plata y viajaron a París donde sí contrajeron matrimonio. Luego fueron a Nueva York.

“La verdad está sobrevalorada. Es triste. Tal vez deberíamos inventar algo que sea mejor que la verdad”. Antoine de Saint-Exupéry

Reportero

“…Es bueno haber tenido un amigo, incluso si uno va a morir”

Hace varios reportajes, en 1934 sobre la Indochina Francesa  (hoy Vietnam), en 1935 sobre Moscú; en 1936 sobre España, previo al inicio de la Guerra Civil. Sin embargo, no abandona su pasión, y continua como piloto de pruebas, participando en algunos “raids” o intentos de récords, que en ocasiones se saldaron con graves accidentes, como el ocurrido en la zona del Sahara vecina a Egipto el 30 de diciembre de 1935.

A instancias de su amigo Jean Mermoz, decidió superar el récord de volar en el menor tiempo posible desde París a Saigón (hoy Ho Chi Minh en Vietnam), haciendo escalas, con el fin de obtener una prima de 150.000 francos. Junto con su navegante y mecánico André Prévot y a los mandos de un Caudron C.630 Simoun 7041 con matrícula F-ANRY, despegó el 29 de diciembre de 1935 a las 07.07 horas desde el aeropuerto parisino de Le Bourget.

Volaban sobre un robusto y moderno monoplano de cuatro plazas, diseñado por el magnífico ingeniero Marcel Riffard para cumplir funciones de transporte ligero y postal, de construcción metálica y tren de aterrizaje fijo.

Características del Caudron. Un motor lineal de 6 cilindros invertidos en línea Renault Bengali 6Q-09, refrigerado por líquido, de 220 hp al despegue. Velocidad Máxima: 300 km/h.  Techo de servicio: 6.000 m. Alcance Máximo: 1.500 km. Envergadura: 10,4 m. Longitud: 9,10 m. Altura: 2,3 m. Pesos: Vacío: 755 kg. Máximo al despegue: 1.380 kg. Carga Útil: 150 Kg.

Luego de la escala en Marsella, el avión, pintado de crema y rojo, aterriza en Bengasi para repostar combustible, despegando al poco tiempo en dirección a El Cairo.

Después de tres horas y 30 minutos y tras haber recorrido 3.700 kilómetros en total, el Caudron se encuentra a 2.000 metros de altura con un amplio frente nuboso con fuertes turbulencias. Temiendo desorientarse y calculando que el Delta del Nilo se encontraba cerca, Saint-Exupéry decide descender de 1.000 muy rápidamente a 500 metros… El desierto no aporta ninguna información y las nubes impiden ver las estrellas para recuperar las referencias visuales… El altímetro indica 300 metros… De pronto, a las 02.35 horas, el Simoun, a 270 kilómetros por hora, colisiona parcialmente con una duna que se elevaba oculta en medio de la inmensidad del desierto de Libia. Milagrosamente el avión cayó con cierta suavidad y sin partirse…

Ambos estaban golpeados pero enteros. Alrededor del avión averiado había solo arena y vientos. Tenían algo de agua, alguna fruta y algo de vino.

Ambos experimentaron alucinaciones visuales y auditivas. Para el tercer día estaban tan deshidratados que dejaron de sudar, al cuarto día un beduino montado en un camello los salvó.

El accidente le sirvió como inspiración para su libro “Tierra de Hombres”, publicado en febrero de 1939, libro que ganó varios premios y fue elogiado por la crítica,

Este episodio en el desierto, aparece como “punto de partida” de El Principito.

Saint Exupery o Saint-Ex como lo llamaban en sus frases

“He comprometido mi cuerpo en la aventura”.

“Apoyó la nuca en el cuero del asiento y comenzó esa profunda meditación del vuelo en la que se saborea una esperanza inexplicable”.

“Habíamos luchado, habíamos sufrido, habíamos atravesado tierras sin límites, habíamos amado a algunas mujeres, jugado algunas veces a cara y cruz con la muerte”.

“Una tierra vestida de sol, la alfombra clara de los prados, la luna de los bosques, el velo fruncido del mar”.

“Desde allá arriba, abajo cada casa encendía su estrella”.

“Yo busqué en la mujer el regalo que podía dar. Pero eres distinto según las estaciones, y los días y los vientos”.

“Nadie llegará nunca al conocimiento de una sola alma de hombre; hay el secreto de cada uno, un paisaje interior de llanuras invioladas, de quebradas de silencio, de pesadas montañas, de jardines secretos”.

“No me dejéis tan triste. Escribidme enseguida, decidme que El Principito ha vuelto…”.

«Sólo los niños saben realmente lo que buscan. Dedican su tiempo a su juguete o a una muñeca que viene a ser lo más importante para ellos. Si se lo quitan, lloran…»

El Principito

«La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con que jugaba cuando era niño” . Friedrich Nietzsche (1844 – 1960)

Muere un hombre, a la par que nace el mito

Transcurría 1940, vive exiliado en Nueva York, frente al Central Park. Sus libros “Tierra de los hombres”, y “Piloto de Guerra”, traducidos al inglés, son éxitos de venta.

Consuelo lo acompaña a Nueva York, conviven, pero su relación ya no es la misma de antes, aunque para ellos, lo importante era estar juntos. Mientras escribe un tratado sobre sus impresiones acerca de la vida, la muerte, el destino. Su título fué “Ciudadela”.

También escribe “El Principito” durante su estancia de 27 meses en los EEUU, allí escribió más de la mitad de los apuntes que conforman el libro.

Pero no podía ser feliz, sumergido en la crisis de pensar que no se enfrentaba al invasor nazi que había ocupado su patria, desde la capitulación del mariscal Philippe Pétain  (1856 – 1951) que transformó al gobierno de Francia y parte de su ciudadanía en un régimen colaboracionista con el nazismo.

Era un vendedor de píldoras perfeccionadas que calman la sed. Se toma una por semana y no se siente más la necesidad de beber. – ¿Por qué vendes esto? -Dijo el principito. – Es una gran economía de tiempo – replicó el comerciante. –

Los expertos han hecho cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos por semana. – ¿Qué se hace con estos cincuenta tres minutos? – ¡Se hace lo que cada uno quiera!

-Yo, -dijo el principito – si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar,

caminaría lentamente hacia una fuente”. El Principito

En los Estados Unidos trató de involucrar a la opinión pública americana para actuar contra Hitler. Su casa en el exilio se convierte en punto de encuentro de los intelectuales franceses expatriados y de algunos españoles como Salvador Dalí (Salvador Felipe Jacinto Dalí i Domènech,​ marqués de Dalí de Púbol  1904 – 1989) o Joan Miró (1893 – 1983).

Finalmente se embarca hacia Argelia, e intenta alistarse en la aviación aliada para participar en alguna misión de guerra, tenía 44 años, y un cuerpo frágil, debido a las fracturas de sus accidentes.

Había una norma que impedía los vuelos bélicos a mayores de 30 años, por lo que no le permitían pilotear los Lightning P 38 cuyos pilotos tenían entre 23 y 24 años. Su insistencia, y la ayuda de sus contactos (se comenta que pudiese ser Dwight Eisenhower (1890 – 1969) quien le diera un permiso especial), pudo volar desde la base de Borgo (Córcega) en vuelos de reconocimiento sobre territorio francés.

Sus lesiones ocasionadas por sus choques anteriores le complicaban movimientos como el de ponerse por sí mismo su traje de vuelo, necesitaba ayuda.

En las primeras misiones tuvo algunos inconvenientes y destrozó una nave en el aterrizaje. Estuvo ocho meses en tierra. Hasta que en julio de 1944 otra vez le permitieron subir nuevamente a un avión.

Un mes y medio antes, se había producido el desembarco de los Aliados en Normandía, era el día D y por esos días, las fuerzas francesas, inglesas y norteamericanas hacían pie en el sur de Italia desde el norte africano. Eran horas que daban un giro a la guerra.

El siguiente desembarco estaba planificado en La Provenza.

Se le encomendó sobrevolar la zona, a gran altitud, para inspeccionar, fotografiar y detectar el estado y el modo de las defensas alemanas.

El 31 de Julio de 1944, el comandante Antoine de Saint-Exupéry realiza su sexta y la que sería su última misión. Su objetivo es ayudar en la preparación del desembarco en Provenza, son las 8,45 de la mañana, sale a bordo del avión Lightning P38, despegando de Borgom en la isla de Córcega.

No regresó, cuando aún le quedaba combustible para más de una hora de vuelo, su nave desapareció de los radares.

Cayó al Mediterráneo, no se sabe si alcanzado por un caza nazi o debido a un fallo mecánico. Piloteaba su deseado Lightning P38.

Cuatro semanas más tarde París fue liberada. 

Antes de despegar había dejado escrito en su mesa de trabajo:
«Si me derriban no extrañaré nada. El hormiguero del futuro me asusta y odio su virtud robótica. Yo nací para jardinero. Me despido, Antoine de Saint-Exupéry».

29 de Octubre de 1998. Las Últimas Noticias (Santiago, Chile)

En 1998 el patrón de un barco pesquero marsellés, Jean-Claude Bianco, y su asistente, el marinero Habib Benhamor, encontraron, atrapada en las redes que estaban recogiendo cerca de Niza, la pulsera de plata con su identificación que Saint-Exupéry llevaba en la muñeca, casi 60 años antes.

Oxidada por la larga permanencia en el agua, la pieza conservaba sin embargo todavía grabado el nombre de su dueño, el de su esposa Consuelo Suncín, y los datos de la editorial en Nueva York (Reynal and Hitchcock inc. 3864thave. NY City USA), quienes publicaran por primera vezEl Principito.

En el 2004 se rescataron restos de un fuselaje que podrían haber sido del avión que pilotaba Saint-Exupéry. Sin certezas, y con dudas se reconocieron los restos aéreos como de su avión, el lugar donde se encuentran los restos del avión son la costa de Calanques y la isla de Riou al sur de Francia, frente a Marsella.

El buzo Luc Varnell llegó al lugar donde se hallaban los restos.

Sobre un panel de la caja del turbo-compresor, los investigadores descubrieron una serie de cuatro cifras aisladas y grabadas manualmente: 2734, seguidas por la letra «L», que significa “left”.

Se trata, según el informe, del número de fabricación que el constructor de aviones Lockheed inscribía en sus aviones en su cadena de montaje. Este número civil correspondía, a la matrícula militar 42-68223. El avión de Saint-Exupéry.

Los restos del avión se encuentran en el Museo del Aire y del Espacio, en Le Bourget, afueras de París, en un sitio dedicado al escritor / aviador.

Teorías

Dadas su popularidad, y el hecho que desapareciera del radar y no se encontraran restos hasta muchos años después, produjeron muchas especulaciones y versiones.

Una sostenía que el piloto se desvaneció al comando del avión por la falta de oxígeno y que eso produjo el final. De esa teoría se aferró Hugo Pratt (1927 – 1995) para imaginar los últimos instantes de Saint-Exupéry en el que fue su comic final: “Saint-Exupéry, el último vuelo” (80 páginas editorial Norma).

Pratt hace que en esos minutos el aviador haga un repaso de su vida y hasta dialogue con El Principito, sería una versión “poética” de la muerte de Saint-Exupéry, en lugar de desvanecerse, tiene alucinaciones, mientras  dos aviones de  la Luftwaffe le persiguen para darle caza.

Otras versiones afirmaban que averiado su avión por un ataque alemán, realizó un aterrizaje de emergencia y fue apresado y muerto en tierra por soldados nazis.

Otra teoría, que fue la que más adeptos tuvo con el correr de los años, indicaba que, divisado mientras cumplía con sus tareas de inspección, el avión de Saint-Exupéry fue derribado por un piloto enemigo y se precipitó en el mar. 

Algunos dijeron que se había suicidado y que voluntariamente impactó el Lightning P38 contra el mar.

El Principito (4) nació en Nueva York

¿Qué tiene esa historia de un niño que se le aparece a un aviador caído en un desierto y le cuenta historias poéticas, sutiles y al mismo tiempo llenas de sentido? ¿Es un mero cuento infantil o, al decir del filósofo Martin Heidegger (1889 – 1976) es uno de los libros más profundos que se han escrito nunca?

Cuando escribía a su editor americano, solía hacer dibujos en el borde de sus cartas. Éste le pidió que escribiera un cuento infantil que incluyera sus dibujos.

Era el año 1943, dibujando un niño rubio en trazos de acuarela, completó el cuento al que llamó El Principito, Le Petit Prince.

Las ilustraciones de El Principito fueron realizadas por Saint-Exupéry.

El autor nunca se consideró un buen dibujante, algo de lo que se burla El Piloto al inicio de la obra.

La editorial Reynal & Hitchcook de Nueva York, saca la primera edición, Saint-Exupéry entrega el original de su obra en francés, y lo traduce al inglés Katherine Woods. A la semana, el 6 de Abril de 1943 sale una edición en francés.

La traducción de Woods sería la versión estándar en inglés durante 52 años hasta que Penguin publica una nueva versión en 1995. Cinco años después, la versión de Richard Howard se convertiría en el nuevo estándar en inglés. Cuando acaba la guerra y Francia es liberada de la ocupación alemana, sale en 1946 una edición deEditions Gallimard (2)

La primera traducción al español la hizo el político y escritor bonaerense Bonifacio del Carril (1911 – 1994) (3), la editó Emecé Ediciones de Argentina en 1951, a partir de la cual siguieron otras muchas. España saca su primera edición en 1965, y dos años más tarde, en 1967, vio la luz la célebre traducción que de ella hizo el poeta José Hierro.

Le siguieron las ediciones de 1968 en Colombia y Cuba, 1980 en Uruguay, 1981 en Chile, 1985 en Perú, y 1986 en Venezuela…

Quizás es la obra literaria más vendido de la historia, más de 200 millones de ejemplares, traducida a más de 250 idiomas o dialectos, disputa ese título junto a “Historia de Dos Ciudades” de Charles Dickens (1812 – 1870).

Entre esos 250 idiomas también fue traducido al manchego, andaluz, valenciano, braille, coreano, latín, aymara (Pririnsipi Wawa), quechua, guaraní (Principe-í), dialectos africanos…

Más datos de El Principito

Las aventuras del aviador perdido en el desierto parten de un hecho autobiográfico, la aparición de un Pequeño Príncipe, seguramente un producto de sus personales y mágicas alucinaciones.

En las conversaciones con el Principito, único habitante del asteroide B-612, Saint-Exupéry narra su propia idea de la estupidez humana frente a la sabiduría de los niños.

Personajes

El Piloto, es el personaje central, es sin dudas el autor.

El Zorro, el animal que acompaña al Principito en su viaje, se inspira en los zorros del desierto que Saint-Exupéry conoció en sus vuelos como piloto por el norte de Africa.

La Rosa, está inspirada en su esposa Consuelo.

El planeta donde se encuentra “La Rosa”, está rodeado por tres volcanes. Es El  Salvador, la tierra de Consuelo.

Las aventuras de El Principito, se basaron en un joven Saint-Exupéry, y se inspiraron en el hijo del aviador Charles Lindbergh (1902 – 1974). Éste vivía cerca del piloto francés con quien había establecido una buena relación.

Los Baobabs, árboles que destrozan planetas con sus raíces, señalan al nazismo y su pretensión de dominar al mundo.

Sus originales

En diciembre de 2018, luego de la muerte de un empresario inmobiliario, Bruno Stefanini (1924 – 2018), de Zúrich, se descubrieron los bocetos originales de El Principito que estaban en una vieja construcción al norte del país.

Los dibujos encontrados están hechos en papel de correo aéreo con tinta china y acuarela. 

El coleccionista, dejó a sus 94 años, el material que había comprado en una subasta hacía más de 35 años en 1986 en Bevaix.

Propietario de una de las mayores colecciones de arte de Suiza, creó en 1980 la Fundación Winterthur para gestionar su patrimonio.

Las anotaciones y dibujos estaban conservados dentro de una carpeta de cartón y «están en muy buen estado», dijo Elisabeth Grossmann, conservadora de la Fundación para el Arte, la Cultura y la Historia de Winterthur.

Se encontraban entre una enorme cantidad de obras de arte (menciona miles). «Otras obras, estaban en peor estado”.

La carpeta contenía tres dibujos vinculados a El Principito -el Bebedor en su planeta, la Boa que digiere a un elefante acompañado de notas manuscritas, el Principito y el Zorro- así como un poema ilustrado con un pequeño dibujo y una carta de amor dirigida a su mujer Consuelo.

Otros dibujos originales de Saint-Exupéry están en la Morgan Library de Nueva York, el destino al que irán los bocetos que se encontraron.

Silvia Hamilton, musa y amante

“Necesito senos en los que beber amor”,

Christine Nelson, comisaria de la exposición celebrada en el 2014 en la Morgan Library escribe en el catálogo de la muestra: «Pocos saben que esta gran obra de la literatura francesa, de la literatura universal, nació en Nueva York. El Principito es realmente una historia de Nueva York». A las siete de la mañana de un día primaveral de 1943 Antoine de Saint-Exupéry visita a su amante Silvia Hamilton, en su departamento en Park Avenue.

Se presenta con su uniforme militar, deja Nueva York para unirse a las fuerzas aliadas en Argel.  Le da un manuscrito de su libro con un texto dedicado a ella que dice: «Me voy y me gustaría tener algo maravilloso que darte, pero esto es todo lo que tengo» . Se lo entrega junto a los dibujos originales de El Principito, escrito en parte en esa casa e inspirado en sus habitantes.

Silvia había pronunciado frases que diría el zorro en la ficción y su perro había hecho de modelo para los dibujos de la oveja. El hijo de Silvia, Stephen (que luego sería juez federal), fue el primer niño que leyó El Principito.

El material expuesto fue vendido por Silvia Hamilton en 1968 al museo, incluido el único dibujo que guardó para su nieto: el borrador de una de las escenas más tristes, cuando el protagonista contempla 44 veces seguidas la puesta de sol moviendo la silla en su pequeño planeta solitario. A finales de 1940 Saint-Exupéry llega a Nueva York desde Lisboa huyendo de la invasión alemana a Francia, planeaba estar unas pocas semanas, pero se quedó más de dos años. Intentó, sin conseguirlo, aprender inglés.

Tenía poca relación con la comunidad francesa, dividida por lo que ocurría en Francia, su relación con Consuelo lo atormentaba, especialmente debido a sus escapadas nocturnas. Le ayudó recibir un premio literario nada más llegar y los ánimos de Elizabeth Reynal y Peggy Hitchcock, esposas de sus futuros editores, para comenzar a escribir su libro más famoso.

Como le encantaba hacer dibujos en los márgenes de sus libros y de sus cartas, repetía la figura de un niño que se le parecía, con poco pelo y pajarita.

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“Saint-Exupéry”, Norma Editorial 2020. Guion de Pierre-Roland Saint-Dizier y dibujos de Cédric Fernandez

El matrimonio Reynal, le sugirió convertirlo en un héroe, en un libro infantil. Compró un cuaderno de papel de calco y unas acuarelas en una librería de la Octava Avenida y desarrolló la historia en diferentes lugares, en el rascacielos del Central Park West donde vivió, en la mansión que alquiló en Long Island un verano, en el estudio de un amigo en la calle 52 y en el apartamento de Silvia.

«Tenía fama de distraído, pero era un artista meticuloso«, cuenta Christine Nelson, trabajaba sin parar, llamaba de madrugada a amigos en París o en California para leerles los últimos párrafos escritos.

Escribía y revisaba rodeado de pilas de papeles, siempre con una taza de café o té al lado y con un pitillo en la boca. Sus originales muestran manchas de café y dibujos con quemadura de cigarrillo. Cuando dejó Nueva York, Saint-Exupéry se llevó un ejemplar de El Principito en francés que enseñaba a menudo a sus compañeros de guerra en Argel, lo prestaba con la condición de que se lo devolvieran en 24 horas y les pedía comentarios. 

Tenía siempre el libro en mente y reclamaba información a su editorial neoyorquina.

En otoño de 1943, recibió las buenas críticas y los primeros datos de ventas: 30.000 ejemplares en inglés y 7.000 en francés, le parecieron unas cifras modestas.

Quería publicar su libro en Francia, pero no vivió suficiente para verlo. 

Sin terminar. “Saint-Exupéry”, Norma Editorial 2020. Guion de Pierre-Roland Saint-Dizier y dibujos de Cédric Fernandez

Videos

1 Publicidad Aerolíneas Argentinas – Saint Exupery 1 – «Despegue» «Aterrizaje» «Vuelo Nocturno»

2 Publicidad Aerolíneas Argentinas – Saint-Exupéry 2 – «Despegue» «Aterrizaje» «Vuelo Nocturno»

3 Publicidad Aerolíneas Argentinas – Saint Exupéry 3 – Despegue» «Aterrizaje» «Vuelo Nocturno»

https://youtu.be/LiOA_cl-ysw

4 El último vuelo de Saint Exupéry. 1 mar 2017

5 Conferencia sobre el inolvidable piloto y escritor Antoine de Saint-Exupéry ofrecida por la Fundación Infante de Orleans el 5/4/2020. El ponente es Darío Pozo, ingeniero informático, piloto privado y voluntario de la Fundación.

6 Segunda parte del 12/4/2020, que retoma la historia donde quedó al final de la primera sesión. El ponente es Darío Pozo.

7 «Oasis» es un documental de 50 minutos de duración sobre el paso de Antoine de Sant Exupéry por Concordia, Entre Rios, Argentina.

8 Las ruinas del Castillo San Carlos, un hito de la ciudad de Concordia.

Las dos historias del lugar, su etapa de olvido, abandono. El vandalismo y la posterior puesta en valor.

Notas

1

“Mira la catedral que habitas”. Alvaro Abós (1941) Editado por Sudamericana. Titulé mi libro con una frase que me había impresionado, tomada de su Piloto de guerra: “Mira la catedral que habitas”. Es decir, no olvides nunca que la vida tiene algo de sublime.

2

Diario el Mundo.  “Horas sin Ocio”, Ricard Bellveser. 27 agosto 2018

3

Bonifacio del Carril, durante el autodenominado «Proceso de Reorganización Nacional» (instaurado en Argentina luego del golpe cívico-militar de 1976) participó en diversas actividades organizadas por el gobierno para mejorar su imagen en el exterior. Lo hizo como presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

4

La astronomía le ha rendido varios homenajes a El Principito:

– Un asteroide descubierto en 1975 fue nombrado “2578 Saint-Exupéry”, en su honor.
– Un asteroide descubierto en 1993 fue nombrado **46610 Bésixdouze**. Que traducido al español, sería B-seis-doce, en honor al asteroide B-612, donde vivía el Principito.
– La “Fundación B612”. Se encarga de rastrear asteroides que puedan significar una amenaza a la Tierra.
-En 2003, la luna de un asteroide recibió el nombre de “Petit-Prince”

Publicado por

hugoklico

Arquitecto. Argentino/Español. editor. distribuidor de libros ilustrados

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