Lucian Freud, Nuevas perspectivas. 8a parte. Freud sus mujeres e hijos

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Moss & Freud

Así se llamará la nueva película biográfica dirigida por James Lucas (ganador de un Oscar), que cuenta la relación de amistad entre Kate Moss y Lucien Freud.

Se conocieron luego que la icónica modelo expresara en una entrevista con la revista Dazed su “deseo de ser pintada por el artista británico”.

Lucian Freud y Kate Moss, foto de David Dawson

Su primer encuentro y trabajo juntos fue durante el embarazo de Moss, donde pintó a la modelo al desnudo, durante los siete días de la semana, de 19.00 hs a 02.00 hs.

Lucian Freud con Kate Moss en 2003. Gareth Cattermole/Getty Images

El director James Lucas, escribió el guion para Moss & Freud en el estudio del propio pintor. Se trata de un drama muy bohemio, emocional y psicológico.

Kate Moss y Lucian Freud fotografiados por
David Dawson en 2010

Kate Moss también formará parte del equipo de producción junto con el apoyo del archivo de Lucian Freud. Laura Milán.

El retrato que hizo Freud de Moss que se vendió por 3,5 millones de libras en Christie´s. Jim Watson/Getty Images

Lucian Freud y las mujeres

El mito del pintor de las 500 amantes y los amores que marcaron su vida. Un artista fundamental por su obra como controvertido por su vida sentimental. Juan Claudio Matossian (12), febrero de 2023.

Reflejo con dos niños (Autorretrato), 1965 Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

Son numerosos los autorretratos, en los que recurre con frecuencia al espejo como recurso pictórico, como en “Reflejo con dos niños (autorretrato)”, de 1965, un sorprendente contrapicado con el espejo colocado en el suelo.

Algunos retratos deliberadamente inacabados permiten ver su ejecución a base de acumulación, empezando por el centro del cuadro, y nos acercan al proceso creativo de su pintura.

Fue después de la Segunda Guerra Mundial, cuando hizo la transición desde el surrealismo que imperaba en aquellos tiempos, hacia la pintura figurativa, cuando empezó a destacar en el mundo del arte.

Con una carrera que se extendió a lo largo de seis décadas, se convirtió en uno de los más destacados pintores del siglo XX (y parte del XXI), aunque quizá se hayan escrito más sobre su vida sentimental que sobre sus pinturas y grabados.

Dice Paloma Alarcó, jefa de conservación de pintura moderna y comisaria de la exposición del Thyssen, estamos ante «un artista cuya compleja y fascinante existencia a veces eclipsó la magnitud de su obra».

Es complicado discernir la verdad del mito. Su buen amigo, el escritor y fotógrafo Daniel Farson, llegó a afirmar, quizá regocijándose en la exageración, que Freud podía haber tenido en torno a 40 hijos.

Otro artista que lo conoció bien, el escultor griego Vassilakis Takis, situó la cifra de las amantes en 500, lo que trascendió en el inconsciente colectivo, sea o no ese número real.

Lucian Freud por Francis Bacon. 1965

Lo que sí se ha confirmado es que hay catorce personas en el mundo que portan los genes de Lucian y que han sido reconocidos oficialmente como hijos suyos. La cuestión de las amantes es más difícil de cuantificar, porque la lista es muy larga solo si nos atenemos a los encuentros y romances que se describen en sus biografías. O la de los amantes, porque en su juventud, a principio de los años 40, estuvo envuelto en un triángulo homosexual con los también artistas John Minton y Adrian Ryan, como demostró la muestra que se exhibió en la Victoria Art Gallery hace un par de años, Freud, Minton, Ryan “Unholy Trinity”.

Su amigo íntimo Francis Bacon también contó que se acostó con el poeta y ensayista W. H. Auden por admiración hacia su figura y su fama.

Lorna Garman

Lorna Cecilia Wishart (nacida como Garman) y Lucian Freud, foto de Francis Goodman. 1942

Si bien siempre tuvo querencia por mujeres mucho más jóvenes que él, su primera relación significativa fue con unos diez años mayor, Lorna Garman.

Él acaba de estrenar la veintena y ella era ya una mujer casada y en la treintena.

Y la pasión entre ellos se intensificó a raíz de ser pillados in fraganti en la cama.

El descubridor fue el marido de Lorna, el editor Ernest Wishart. (“The Lives of Lucian Freud Youth”, William Feaver).

Pauline Tennant

Como siempre ocurría con el pintor, el romance duró hasta que su interés viró hacia otra mujer, la actriz Pauline Tennant.

A Girl (Pauline Tennant) 1945. 45 x 40 cm

Pauline perteneciente a una familia aristocrática (la combinación de arte y clase alta era irresistible para Lucian). 

Muchacha con rosas

Pese a que el infiel había sido él, esto enfureció al pintor, quien de acuerdo con el libro “Breakfast With Lucian: A Portrait of The Artist by Geordie Greig”, fue a la búsqueda de su amante con una pistola y la amenazó con matarla o suicidarse si no volvía con él. 

La cosa no pasó a mayores, pero la ruptura con Lorna marcó a Freud, hasta el punto de confesar a su amigo y también pintor John Craxton que nunca iba a volver a querer tanto a otra mujer.

Ella jamás volvió con él, pero su conexión no terminó ahí, ya que luego Freud también tuvo un affaire con el hijo de Lorna, Michael Wishart.

Luego se acabó casando con su sobrina, Kitty Garman, en 1948. Esta era también artista, pero ha pasado a la historia como musa. Primero de su padre, el famoso escultor Jacob Epstein, y luego de Lucian (es la protagonista de dos de sus más célebres obras, “Portrait of Kitty” y sobre todo “Girl with a White Dog”).

Lady Caroline Blackwood

Lucian Freud luego de su casamiento con Lady Caroline Blackwood en la Oficina de Registro en Chelsea el 9 de diciembre de 1953. Foto de Keystone/Hulton para el archivo del Getty Images

Fue Ann Fleming, esposa de Ian Fleming, el autor literario de James Bond, quien los presentó.

Con Caroline Blackwood,
su segunda mujer

La relación duró cinco años, un tiempo considerable para Freud, pero fueron en su mayor parte turbulentos por las infidelidades de este.

Tuvieron dos hijas, Annie (poeta y artista notable) en 1948 y Annabel en 1952, año en el que el matrimonio se disolvió después de que Lucian conociera a Lady Caroline Blackwood, escritora e hija del marqués de Dufferin y Ava Guinness (aristocracia y bohemia), heredera de la dinastía cervecera Guinness y muy amiga de la Reina Madre.

Anne Dunn

Antes tuvo otro affaire con la artista Anne Dunn, hija del magnate del acero canadiense Sir James Dunn, una de las amantes que más testimonios ha dejado sobre la manera en la que Freud trataba física y psicológicamente a las mujeres.

Anne Dunn

Según se recoge en “Breakfast With Lucian”, este, estando ya casado y con una hija, acostumbraba a salir por la noche por Londres con Dunn, quien tenía entonces 18 años, sin sentir la mínima culpa o rubor.

Así lo cuenta Anne “No tenía ni idea de que Kitty era su mujer cuando lo conocí ni que Lucian era padre, hasta que un día mientras cenábamos alguien se acercó para saludarle y preguntarle cómo estaba el bebé. Me quedé absolutamente anonadada”, relata, añadiendo asimismo que Freud renegaba de los métodos anticonceptivos a la hora de mantener relaciones sexuales, lo que le costó a ella dos embarazos que no llegaron a término.

Dunn también se quedó con un mal recuerdo de la última vez que se acostó con él: “Me apretó y me golpeó los pechos, haciéndome mucho daño. No le quise volver a ver después de aquello”.

Y para rizar el rizo, quien sabe si por venganza o despecho, esta se acabó casando con Michael Wishart, el hijo de Lorna y ex amante de Freud.

Volviendo a Caroline, con ella huyó a París, donde conocieron a Picasso (Caroline Blackwood) llegó a estar tres días sin lavarse después de que el malagueño pintase en sus manos). Se casaron en 1953, él con 31 años y ella con 21.

Freud, al igual que la mayor parte del círculo bohemio londinense de la época, estuvo muy enamorado de su segunda mujer, y ella fue quizá la que más daño le hizo aparte de Garman.

Juntos disfrutaron mucho de la vida y de los excesos, y Freud la pintó en varios retratos (“Girl in Bed” puede que sea el más conocido), pero Caroline era su alma gemela en el mejor y peor de los sentidos. Es decir, alguien que huía de las ataduras, inconformista por naturaleza y con ganas siempre de encontrar una nueva razón, un nuevo ser que la excitara sexual e intelectualmente.

Caroline acabó abandonando a Lucian, algo a lo que él no estaba acostumbrado y que le ocurrió en contadas ocasiones en su vida, y ella luego se casó o mantuvo affaires con otras figuras muy destacadas del mundo del arte, como el pianista Israel Citkowitz, el fundador de The New York Review of Books, Robert Silvers; el guionista Ivan Moffat o el célebre poeta Robert Lowell, su último marido.

Robert la animó a escribir y publicó varias novelas que fueron candidatas a premios literarios tan prestigiosos como el Booker, aunque quizá su obra más conocida sea “The Last of the Duchess”, un estudio de la relación entre Wallis Simpson, duquesa de Windsor y esposa de Eduardo VIII (y la causa de su abdicación), y su abogada, Suzanne Blum.

En cuanto a Freud, este siguió coleccionando amantes prácticamente hasta su muerte en 2011, con 88 años. La mayoría, artistas, entre ellas, la pintora Janetta Woolley, a quien conoció a través de Anne Dunn. Cuatro décadas después, también se acostó con su hija Rose, de acuerdo con el libro de Geordie Greig.

Jane Willoughby, June Keeley, Suzy Boyt y Bernardine Coverley

Eran tantas que no era raro que se solaparan. En un momento dado, Freud mantuvo relaciones intermitentes con cuatro mujeres al mismo tiempo Jane Willoughby, June Keeley, Suzy Boyt y Bernardine Coverley.

Esther y Bella Freud, foto de Richard Baker
para Getty Images

Las dos últimas fueron especialmente significativas, ya que son las madres de seis de sus 14 hijos: Boyt tuvo a Alexander, Rose, Isabel y Susie y Coverley tuvo a sus hijas Esther y Bella.

De todos sus hijos Esther y Bella Freud son probablemente las que más han destacado en cuanto a notoriedad.

Esther es una novelista consagrada y Bella una diseñadora de moda que ha impuesto su propia marca, muy conocida gracias los cortos que dirigió John Malkovich para promocionar una de sus colecciones. 

La revista Vanity Fair las entrevistó cuando su padre aún vivía, al que describen como “una figura ausente durante gran parte de su vida, pero hacia quien no perdieron el amor y el cariño hasta el final de sus días”.

“Su ausencia significaba que ahí fuera había otra vida, seductora, perturbadora, planeando sobre nosotras”, dijo Esther, mientras Bella, que posó para su padre en repetidas ocasiones, aseguraba que él era «muy divertido, muy irreverente. Hay veces que está absorto en su tarea, pero la mayor parte del tiempo habla mucho. Tiene una conversación muy interesante”. 

Freud nunca se volvió a casar después de Blackwood, pero sus relaciones se hicieron más duraderas según fue cumpliendo años (aunque siempre alternara parejas).

Sophie de Stempel y Celia Paul

Al mismo tiempo, cada vez prefería mujeres más jóvenes. Como Sophie de Stempel una estudiante de arte que comenzó a mantener encuentros con Lucian en 1980, cuando ella tenía 19 años y él casi 60. Se vieron durante una década.

Conoció a la pintora Celia Paul, cuando ella tenía 18 años y él 55 (y con quien tuvo un hijo, Frank).

Celia Paul decidió recientemente publicar unas memorias sobre su iniciación en el arte y su relación con Freud, tituladas “Autorretrato”, ya que se sintió ofendida al comprobar que muchos obituarios de este la citaban únicamente como su musa, obviando su faceta artística.

Declaró a La Vanguardia “Lucian hubiera preferido que yo fuera más obediente. Como consecuencia, mi propia ambición artística se complicó durante nuestra relación”.

Celia Paul fotografiada en su estudio de Londres. Foto de Antonio Olmos

A Celia Paul (Trivunaranthapuram, India 1959) ha descubierto en su madurez como es tener un tercer brazo.

Se la reconoce como una de las pintoras realistas británicas más notables de su generación, y que en el 2019 se revelo como una escritora brillante.

Su libro, Autorretrato (Chai), que ha cautivado a autoras como Rachel Cusk y Zadie Smith, se publica ahora en español con traducción de Esther Cross, tiene 200 páginas, consigue trenzar su historia de iniciación –en el amor, en el sexo y en el arte– con un ejemplo práctico de lo mucho que tenía que empecinarse una mujer joven para dedicarse a crear hasta hace poco. Autorretrato surgió de la necesidad de corregir un agravio: en el 2011, al fallecer Lucian Freud, que había su pareja y padre de su único hijo, Paul, se vio resumida en los obituarios al papel de “musa” y necesitó arreglar ese malentendido.

Ella tenía 18 años y Lucian 55 años y al menos una docena de hijos.

Celia comenzó sus estudios de pintura en la escuela Slade, en las páginas que describe la relacion son un hito para una debutante en el arte de escribir.

Como Celia Paul, muchas de sus amantes guardan un recuerdo ambivalente de Freud. A veces más amargo, porque los momentos tormentosos siguen muy vivos, y en ocasiones más luminoso, porque tienen muy presente lo que era capaz de ofrecerles (y lo que no).

Hasta la propia Anne Dunn, quien vivió episodios muy desagradables, aseguró que no se arrepiente de conocerle ni de haber estado con él “Estaba tan vivo, era como la vida misma, siempre emanando energía. Era lo que siempre busqué y luego nunca volví a encontrar”. (12)

Entrevista de Begoña Gómez Urzaiz (14) a Celia Paul

Periódico La Vanguardia 07/01/2023

Celia Paul decidió recientemente publicar unas memorias sobre su iniciación en el arte y su relación con Freud, tituladas “Autorretrato”, ya que se sintió ofendida al comprobar que muchos obituarios de este la citaban únicamente como su musa, obviando su faceta artística.

Declaró a La Vanguardia “Lucian hubiera preferido que yo fuera más obediente. Como consecuencia, mi propia ambición artística se complicó durante nuestra relación”.

BGU

En el prólogo escribe que el egoísmo les es más natural a los hombres. ¿Cómo consiguió el suficiente para dedicarse al arte?

CP

La elección entre amor y arte puede ser dura para las mujeres artistas. Habitualmente, hay que escoger la soltería para poder dedicarse al arte. A menudo envidio a los artistas hombres que tienen esposas o parejas que les apoyan. Quizá es distinto para las más jóvenes, pero las de mi generación teníamos que escoger la soledad y esto se vuelve más complejo si tienes un hijo. El hecho de cuidar a alguien, ser responsable de otra persona, choca fundamentalmente con el acto de crear arte. En mi propia vida, he tenido que poner límites estrictos para poder preservar mi territorio. Nadie, ni siquiera mi hijo Frank, puede entrar en mi estudio sin mi permiso. Y nunca he vivido con las personas con que he tenido una relación. (Paul estuvo casada con el filósofo Steven Kupfer, fallecido en el 2021, pero vivían en casas separadas).

Su libro se llama ‘Autorretrato’ y algunas de sus pinturas más celebradas lo son, pero no empezó a pintarlos hasta pasados los 40. ¿Por qué?

Al principio, era demasiado insegura para verme de verdad. Lo que me salía era vergonzoso y demasiado sincero. Mi reticencia para mirarme a mí misma podía tener que ver con el hecho de que mi madre era mi principal modelo. Ella era mi tema, no yo, así que no podía verme porque le daba a ella mi atención. Después de su muerte, me he sentido más libre.

Celia Paul con Lucian Freud, 2010

BGU

En un capítulo describe su rivalidad adolescente con su amiga Linda. Admite el alivio que sintió cuando quedó claro que usted era la mejor pintora de las dos.

CP

Esa rivalidad debió ser lo que me galvanizó para convertirme en artista. Cuando ella dejó el arte para estudiar Literatura sentí que me habían liberado de una prisión oscura. Pero entonces empecé mi romance con Lucian Freud. Mi relación con él no era exactamente de rivalidad. Él tuvo un impacto profundo en mi vida artística y al pasar tiempo con él me convertí en la pintora que soy.

BGU

Sus descripciones de la vida con él, cómo usted sentía que cada minuto sin él no tenía sentido, me recordaron a Annie Ernaux.

CP

La gente responde a la honestidad. La tendencia reciente en el cine y la literatura de retratar a mujeres independientes e impecables puede distanciar al lector o al espectador.

Cada ser humano es vulnerable incluso si han aprendido a no mostrarlo, y el arte tiene la responsabilidad de reflejar esas cosas de las que no se puede hablar: la vergüenza y los celos, por ejemplo.

BGU

Al principio de su relación, Freud le mencionó a Rodin y Gwen John, cómo ella dejó su carrera para atenderle a él. Hubiera sido fácil para usted, con 18 años, caer en esa trampa de Gwen John y dejar de lado su pintura.

CP

Lucian admiraba el hecho de que, cuando Gwen John estaba más profundamente enamorada de Rodin, ella dejó de pintar y se entregó por entero a su pasión. Lucian creía que había una integridad femenina en su renuncia al arte para dedicarse al de él. Gwen John posó para Rodin y, cuando no estaba posando, esperaba sus visitas en la habitación alquilada en la que hacían el amor. De una manera parecida, yo posaba para Lucian y esperaba sus visitas en varias habitaciones alquiladas. Pero nunca dejé de pintar. Lucian hubiera preferido que yo fuera más obediente. Nunca me controló (del todo) aunque yo quería complacerle. Como consecuencia, mi propia ambición artística se complicó durante nuestra relación, yo temía que él no me desearía si mostraba cómo de dedicada a mi obra estaba realmente.

En los artículos después de la muerte de Lucian, si se me citaba era para hacerlo como “musa” y sin mencionar que soy pintora. No me di cuenta hasta entonces cómo me percibía el mundo. He dedicado toda mi vida al arte y me he ganado la vida así. No había dependido económicamente de Lucian ni había posado para él desde 1987. Creo que el sexismo está tan profundamente integrado que mucha gente ni se da cuenta de que está siendo machista. Cuando hacen críticas de mis exposiciones, reproducen una fotografía mía y un cuadro de Lucian como si estuviera condenada a ser el tema de un cuadro en lugar de una pintora.

Autorretrato Septiembre-octubre 2025  

BGU

En su libro no habla mucho de la diferencia de edad entre ustedes, aunque era una disparidad evidente. ¿Cómo se insertó en esa arquitectura familiar tan complicada, con tantos hijos y exmujeres?

CP

Yo tenía 18 años cuando conocí a Lucian Freud, él tenía 55.

Era un tutor externo en la escuela de arte Slade. Teníamos vidas muy diferentes cuando nos conocimos. Lucian admitió que venía a la Slade porque quería “encontrar una chica”. Pronto me encontró atrapada en el drama de su vida con todo ese telón de fondo de incontables amantes e hijos. A medida que pasó el tiempo, empecé a sentirme muy cercana a sus hijos y ahora son parte de mi vida. De alguna manera, Lucian conseguía crear un sentido de familia a pesar de todo.

BGU

Hábleme de esas pinturas de su madre y sus hermanas, tan importantes en su obra.

CP

“My sisters in mourning”, 2015-2016 

Me siento más libre pintando a mujeres, por regla general. Las mujeres tienen más habilidad para estar quietas. Cuando posan para mí, siento que están ahí por mí. Se entregan a la experiencia, mientras que los hombres necesitan controlar la experiencia de posar y encuentran más difícil quedarse quietos. Mi hijo Frank solo posa si le dejo escuchar audiolibros, le echa para atrás el silencio que exijo a mis modelos. Y los otros modelos masculinos con los que he trabajado tienen una respuesta similar a mi atención silenciosa. No pueden soportarla.

BGU

Decidió tener un hijo a los 24, y en el libro describe cómo dejó a su madre a cargo del bebé a las tres semanas de su nacimiento y lo dolorosa que fue esa primera separación. ¿Cómo manejó esos años en los que antepuso su necesidad de aislarse para pintar? Si usted fuera un hombre, nadie le haría esta pregunta y nadie encontraría nada raro en esa historia.

CP

Los primeros años de Frank como bebé fueron muy difíciles. Ser una artista no es como tener un trabajo corriente. Un artista necesita tiempo para pensar y planear, necesita tiempo para estar sola. No puedes ir al estudio a las nueve de la mañana, poner pintura sobre el lienzo hasta las cinco y luego irte a casa. A veces, quizá ni siquiera pintes. Quizá estás pensando imágenes en tu cabeza. Esto es complicado de explicar a gente que cree que pintar debe ser “relajante” y se pregunta si la artista está desatendiendo a su hijo para perseguir este pasatiempo tan placentero.

No creo que los hombres artistas sufran del mismo estigma. El mundo es indulgente hacia el hombre artista que resulta ser padre. De las mujeres se espera que cuiden a sus hijos, sean artistas o no. Yo estaba consumida de culpa por eso. Y también permanentemente exhausta. Mi madre cuidaba a mi bebé en su casa de Cambridge para que yo pudiera pintar en mi estudio de Londres. Yo iba y volvía de Cambridge con regularidad y por las noches también posaba para Lucian. Encontraba imposible compaginar esas tres partes de mi vida: pintar, Frank, Lucian. Al final tuve que renunciar a Lucian.

Nos separamos cuando Frank tenía tres años.

BGU

Su padre era obispo, ¿qué relación tiene ahora con la fe?

CP

Crecí en una familia cristiana. De niña, el día empezaba y acababa con rezos. El rezo aun es parte de mi vida, aunque no en el sentido estricto. Cuando pinto, rezo. Mi pintura no funciona si estoy demasiado en control de la situación. Necesito tener un rapto para poder olvidarme de mí misma. Solo así puedo aspirar a tener el regalo de la gracia.

Notas

12

Juan Claudio Matossian es un redactor especializado en cultura en Vanity Fair. Licenciado en Periodismo por la Universidad San Pablo-CEU y con un Máster en Periodismo Cultural en la City University of New York, atesora más de 15 años de experiencia como periodista en España y Estados Unidos. Recibió el Premio de Plata al Artículo Cultural Sobresaliente de la National Association of Hispanic Publications (NAHP) y ha sido varias veces nominado al Mejor Artículo Periodístico en Español del Año en Estados Unidos en los GLAAD Media Awards.

13

Laura Cumming, crítica de arte para The Guardian. 2010

14

Begoña Gómez Urzaiz (Tarragona, 1980) es periodista y vive en Barcelona. Colabora habitualmente con El País, La Vanguardia, RTVE y Radio Primavera Sound y ha escrito en cabeceras como Vogue, Vanity Fair y Dazed & Confused.

Da clase en el Máster en Periodismo Literario de la Universitat Autònoma de Barcelona. Ha editado y prologado el libro de ensayos “Neorrancios Sobre los peligros de la nostalgia” editorial Península, 2022. Su primer libro es “Las abandonadoras”.

Nuestro Blog ha obtenido más de Un Millón de lecturas:  http://onlybook.es/blog/nuestro-blog-ha-superado-el-millon-de-lecturas/

Arq. Hugo Alberto Kliczkowski Juritz

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Arquitecto. Argentino/Español. editor. distribuidor de libros ilustrados

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